La Fundación Antonio Pérez ha presentado una nueva exposición en sus salas temporales denominada “Echoes” dedicada a la artista polaca Agata Stępień que se podrá ver en la sede de Cuenca hasta el 4 de julio. La serie de obras en esta exposición individual, se refieren a la vida privada de la autora y demuestran que nadie está libre de imperfecciones e incertidumbres. La artista utiliza el arte como una forma de enfatizar su miedo y define el proceso de creación como un acto de absorción de emociones. De esta forma, su trabajo se vuelve muy íntimo y constituye una motivación atractiva para el espectador.
El diputado de Cultura, Miguel Ángel Valero, fue el encargado de llevar a cabo esta apertura y destacó como las reflexiones de la obra de Stępień se centran en el cuerpo como “objeto de actividad artística”, a nivel de transgresión física creativa, circulando en busca de respuestas a interrogantes sobre los límites de la imagen corporal y la libertad artística en el contexto de la cultura contemporánea.
Su arte libera de nuevo la esfera visual y el concepto de arte, belleza y estética. La función del arte debe interpretarse aquí como una manifestación de lo que no es obvio, lo subcutáneo, lo poco claro y marginal, tal y como lo define la propia artista polaca. En la serie de pinturas que presenta, utiliza leyendas e historias familiares para enfatizar el duro destino de las mujeres de su familia durante la guerra.
El trabajo en la pintura dura desde unas pocas sesiones cada pocos meses hasta dos años. Repintados muchas veces, rayados, cubiertos con oro de 22 quilates en resina, pintados con tierra de debajo de las ahora desaparecidas casas de bisabuelas y bisabuelas, se convierten en mi compañía. “Son” seres silenciosos “que me hacen compañía”, comenta la artista.