En los debates y tertulias políticas en nuestra región aparece de forma muy recurrente el término “precariedad” o “precario” para hablar sobre todo de las condiciones laborales, algo que la RAE define como “el que no posee los medios o recursos suficientes”. Encima si en Castilla-La Mancha eres joven y mujer, tienes todas las papeletas para encontrar un empleo precario.
Por su parte, el Gobierno de Castilla-La Mancha advierte casi cada día del peligro que tiene la precariedad laboral en las vidas de los trabajadores y trabajadoras, como si la administración regional no tuviera responsabilidades en esto. La precariedad juvenil lleva años plantada en nuestra región y año tras año el Gobierno se empeña en regarla. Para evidenciarlo, solamente tenemos que observar un par de ejemplos de sus acciones.
Desde hace cuatro años el Gobierno de Page y la Consejería de Economía, Empresas y Empleo han aprobado un plan para la contratación de jóvenes de hasta 30 años que hayan cursado titulaciones superiores. A priori todo en orden, pero entremos en los detalles. Estos planes dan dinero, 10.000 euros máximo (contando con el dinero que se destina a pagar la seguridad social), a ayuntamientos y empresas privadas para la contratación durante al menos 12 meses de estos jóvenes titulados. Estos planes han sido un fracaso desde el principio, ya que el 85% de las administraciones locales no se han adherido a él. Los principales beneficiarios de estas ayudas han sido las empresas privadas, que han visto cómo el Gobierno regional les daba 10.000 euros y no les obligaba a tener que pagar más dinero a los jóvenes que contrate, por lo que con estos cálculos hablamos de unos escasos 600 euros.
En este caso es la propia administración regional la que fomenta y perpetúa la precariedad laboral con este tipo de contrataciones, ya que estas personas jóvenes deberían cobrar lo mismo que otros trabajadores que se encuentran en el mismo puesto laboral o lo que esté estipulado en el convenio colectivo. Otra de las trampas que realiza la administración es inventarse categorías laborales falsas en estos convenios para legalizar la trampa de pagar menos a estos jóvenes. En definitiva, nos encontramos ante una medida cuyos únicos beneficiarios son los empresarios que consiguen mano de obra a coste 0 y a unos supuestos beneficiados que consiguen un salario insuficiente para vivir.
Otro ejemplo del riesgo a la precariedad es que hace unos meses el Gobierno de Castilla-La Mancha vendió a bombo y platillo la aprobación de la Ley de Ciencia. De nuevo, a priori suena bien, pero si miramos más a fondo nos encontramos con que es una ley que no tiene memoria económica, por lo que puede llegar a ser un brindis al sol. Además, tampoco se ha aprobado un Estatuto del Investigador en el que se establezcan sueldos dignos a los profesionales investigadores. Esto permite que las personas que están investigando sobre la vacuna contra el COVID-19 o sobre otras cuestiones científicas les vayan a pagar miseros 800 euros.
Solamente son dos ejemplos, pero dejan bien claro que un joven en Castilla-La Mancha está destinado a obtener un empleo basura. Por eso, es normal que cada vez haya menos jóvenes en nuestros pueblos, ya no solo por las precarias condiciones laborales, sino por la falta de oportunidades y de servicios en la España abandonada. Con todo esto es normal que de los 56.000 jóvenes que abandonaron nuestra región entre 2008 y 2018 apenas hayan regresado 300, porque no hay expectativas de futuro aquí.
El Gobierno regional ha demostrado que les importamos muy poco, por eso hay muy poco que celebrar el Día de Castilla-La Mancha, porque año tras año se sigue regando la precariedad laboral juvenil, sin poner ninguna solución para un problema que afecta a más del 40% de la juventud castellano-manchega. Los que se supone que somos el futuro de nuestra tierra estamos abandonados. ¿Cómo vamos a independizarnos con sueldos de miseria?, ¿cómo vamos a pensar en una casa si apenas cobramos 600 euros?, ¿cómo vamos a sobrevivir si muchos de los jóvenes apenas tienen acceso a un puesto de trabajo? Mientras todo esto siga ocurriendo tenemos muy poco que celebrar.