La Guardia Civil ha detenido a diez personas e investiga a otras cuatro por cometer un total de 33 robos con fuerza en sucursales bancarias de diferentes zonas rurales de Albacete, Alicante, Burgos, Cáceres, Cádiz, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Granada, Guadalajara, Jaén, Madrid, Málaga, Murcia, Navarra, Segovia, Sevilla, Teruel, Toledo, Valladolid y Zamora; y fuera de nuestras fronteras, en Alemania y Portugal. A la organización desmantelada – que habría logrado un botín de 1.298.000 euros- se le imputan 123 delitos: 33 robos con fuerza, falsificación de documentos y de matrículas, y pertenencia a organización criminal, entre otros.
La operación Bis-Bas comenzó tras el robo de 131.000 euros en un banco de Minaya (Albacete), en el que los atracadores sustituyeron los bombines de las puertas de acceso a la sucursal y forzaron el cajero y la caja fuerte. Los investigadores detectaron desde el primer robo el carácter violento y el alto nivel de especialización.
Los miembros de la organización desmantelada residían en las provincias de Alicante, Madrid y Toledo, donde pasaban desapercibidos. No obstante, periódicamente se activaban y conformaban células de entre cinco y diez integrantes, que se dedicaban a la comisión de robos con fuerza en sucursales bancarias, a lo largo de todo el territorio nacional.
Modus operandi
Una vez en la puerta de la sucursal elegida, forzaban el bombín de la cerradura de la puerta, sustituyéndolo por otro nuevo, eliminado cualquier signo externo de forzamiento o violencia. Seguidamente accedían al interior, provistos de pasamontañas, guantes e inhibidores de frecuencia, anulando los sistemas de alarma y la línea telefónica, y sustrayendo los equipos de grabación de imágenes.
A continuación, salían rápidamente del local, dejando la puerta cerrada con su nueva llave ilegítima, permaneciendo escondidos en las inmediaciones a la espera de la inminente respuesta policial.
Cuando las patrullas en servicio llegaban a comprobar la alarma no lograban detectar nada anormal, al encontrar la puerta cerrada y ningún signo de violencia, entendiéndose como una falsa alarma. Era entonces cuando, con la alarma inutilizada y sin posibilidad de que se activase otra vez, los delincuentes forzaban la caja fuerte con tranquilidad utilizando sofisticados sistemas de apertura para la rotura de gruesos metales.
Vehículos de alta gama y con placas “dobladas”
Los vehículos utilizados en los robos eran del tipo todoterreno, de alta gama y gran cilindrada, siempre con placas de matrícula “dobladas”, donde viajaban los autores materiales de los robos, junto a las herramientas que utilizaban para ello.
Los segundos vehículos, llamadas “lanzadera”, de gama media-alta, se situaban en puntos estratégicos, para vigilar el perímetro de la sucursal bancaria elegida para detectar cualquier incidencia que pudiera hacer abortar sus ilícitas intenciones.
Paradas precavidas
Una vez que los miembros de la organización intuían que las fuerzas y cuerpos de seguridad pudieran haber detectado cualquiera de las rutinas de su modus operandi, cesaba la actividad durante varias semanas, deshaciéndose de los vehículos que habían utilizado hasta el momento, regresando cada uno a su domicilio.
Durante los cuatro registros, realizados en varias localidades malagueñas, la Guardia Civil ha logrado recuperar 125.000 euros, procedentes de los últimos robos.
La operación Bis-Bas ha contado con la colaboración de la Guardia Nacional Republicana de Portugal, EUROPOL y EUROJUST. Siete de los detenidos tenían órdenes europeas de detención. En Portugal llegaron a cometer 12 atracos, y en Alemania robaron tres coches de gran cilindrada.
En el operativo policial intervinieron efectivos de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, de la Comandancia de la Guardia Civil de Albacete, que contaron con apoyo de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC), también de Albacete, de la Unidad Central Operativa (UCO), de la Agrupación Rural de Seguridad (GRS) de Sevilla, así como de componentes de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Marbella (Málaga).