La asociación Amiab trabaja para que su programa de inserción laboral de personas con discapacidad llegue a las zonas rurales de Cuenca y para ello contará con la ayuda de la Diputación de Cuenca, institución con la que han firmado un convenio de colaboración por un importe de 50.000 euros.
Encarnación Rodríguez, presidenta de la asociación de personas con discapacidad, destaca que es en los pueblos “donde hay que hacer un esfuerzo más grande” para que las personas con capacidades diferentes puedan acceder a un puesto de trabajo y explica que Amiab ofrece itinerarios individualizados para que cada persona obtenga su capacitación en función de sus necesidades.
Desde AMIAB se trabaja junto con las empresas del territorio en un servicio de derivación e intermediación de perfiles profesionales, se gestionan ofertas de empleo adecuadas a las necesidades, se asesora en las ayudas por contratación y cumplimiento de la cuota reservada; todo ello, se hace de forma gratuita con el objetivo de que estas personas pueda acceder al mercado laboral.
Amiab, después de más de 30 años trabajando en Albacete, se ha constituido este año oficialmente en la provincia de Cuenca, donde ya estaba trabajando desde hace más de una década, con presencia en localidades como Motilla, Tarancón, San Clemente, Quintanar, Iniesta y Mota del Cuervo. Más de 200 personas trabajan en Amiab en esta tierra, una cifra a la que llegan muy pocas empresas implantadas en la provincia, como ha apuntado Martínez Chana.
Encarnación Rodríguez ha dado algunos datos de actuación en la provincia donde hasta octubre “se han atendido a 86 personas, se han derivado a formación 56, se han formado a 5 personas, se han firmado 16 convenios de colaboración y se han conseguido 8 contratos laborales”.
Es la primera vez que la Diputación colabora en un programa de inserción de personas con discapacidad, apunta el presidente de la Diputación de Cuenca, que aplaude la labor de Amiab porque sirve también para luchar contra la despoblación, ya que ayuda a estar personas “a desarrollar un proyecto de vida en las zonas rurales” y además “va en la línea que tenemos marcada desde el principio de involucrarnos con la sociedad en materias como igualdad o integración”.
Martínez Chana está convencido de que las empresas que cuentan con personas con discapacidad en sus equipos “son entidades que están preocupados por su responsabilidad social corporativa y les permite tener una impronta que facilita la comercialización de sus productos”.
