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“El Toro de Barro se mantiene vivo y corneante gracias a la red”

Nacido en Tarancón, Carlos Morales del Coso tomó en 1997 el testigo de Carlos de la Rica al frente de la editorial Toro de Barro, la segunda más antigua de España de las que se dedican a la poesía contemporánea y auténtico patrimonio de la literatura de esta provincia. En esta entrevista el poeta y editor nos habla de este sello editorial y de su trayectoria profesional.

Tarancón ha sido su lugar de nacimiento y de residencia ¿Qué papel ha desempeñado esta ciudad de la provincia de Cuenca en su trayectoria literaria? ¿Cuál ha sido la tradición cultural más influyente en su quehacer cultural de las últimas décadas?

Lo tuvo en su día con más intensidad que ahora, pero más como epicentro de un niño que no hacía otra cosa que preguntar sobre el mundo que le rodeaba que como un referente inmediato de lo que sería más tarde su propia obra. Aquí tuve mis primeros contactos con mis profesores más queridos, aquellos que me condujeron hacia los caminos que hoy explican mi vida. Ahora, con la edad más apretada, uno advierte que en su vida no ha hecho otra cosa que volver a donde nunca se ha ido, a ese voluptuoso lugar del corazón donde, al lado de las casitas pobres del Caño aparecen los muros de piedra pintados de Roda de Isábena o las arenas multicolores del desierto de Judea a las afueras de Jerusalén o las que rodean los palmerales hermosos de Jericó, bajo los pies de las familias beduinas . Todo unido por ese humilde cordel de lo que he amado en mi vida. Pero tengo que reconocer que en mis últimos años he estado menos unido a mis raíces que a mis vínculos espirituales con el mundo judío, al que por heredad pertenezco.

Ee siento más cómodo como continuador del espíritu de un amigo al que prometí fidelidad que como instigador de un espíritu propio”

La editorial El Toro de Barro atesora el reconocimiento de ser una de las colecciones de poesía decisivas en el impulso de la literatura en español durante el período anterior a la democracia y la transición. Fundada en 1965 por Carlos de la Rica en Cuenca, ¿Qué experiencias rescata de la memoria reciente del sello editorial y cuáles son sus retos de cara al futuro?

Yo sé que hay personas que creen que he sido algo más que el mero brazo ejecutor del espíritu de Carlos de la Rica, un hombre al que quise con honestidad y con mucha ternura, pero es que mirando las cosas como yo las miro, no puedo verme de otra forma. En los años en que, tras su muerte en 1997, pude mantener enhiesta la cuerna de El Toro, combatimos por rehabilitar algunas de las vanguardias que habían sido ignoradas por la historia de la literatura española del siglo XX, pero lo hicimos no con el ánimo de morder espacio en la memoria colectiva a las otras grandes corrientes literarias, sino con la intención de rehabilitar algunas de las voces más impactantes de nuestra poesía -poetas como Crespo, Carriedo, Ory, el propio Carlos de la Rica- sin cuyo concurso la historia de la que vinimos y nos explica me parece solo una impostura. Esa rehabilitación había sido uno de los grandes impulsos editoriales del viejo Toro de Carlos, como lo fue la creación de un vasto espacio de construcción ideológica al servicio del espíritu de tolerancia y de coexistencia de las tres grandes culturas del monoteísmo Eso es lo que busqué con la colección de los Kuadrinos sefardíes, que pretendió -fallidamente- favorecer la expansión de la lengua ladina como lengua de creación literaria y su integración como una lengua más y por derecho propio en el conjunto de las letras hispánicas; o con los Cuadernos del Mediterráneo, que buscaba reconstruir el espacio de la moderna cultura literaria europea como esa gran “asamblea de barcas” que había sido en opinión de Carlos en los tiempos de la Hélade y de la vieja Roma, en la que no hubiera lugar para los sectarismos nacionalistas, religiosos, estéticos o políticos. Su consumación más alta, y de la que me siento orgulloso, fue la edición de Coexistence, la única antología que ha sido capaz de recoger, por primera vez en la Historia, y en torno a una misma mesa de confraternidad, a tres poetas judíos y tres árabes de Israel, hijos de civilizaciones enfrentadas pero que están condenadas a entenderse. Y con el mismo empeño de rehabilitar los vínculos tan dolorosamente fracturados por la Shoah entre el mundo judío y el mundo cristiano, con la que estuvo vitalmente comprometido Carlos de la Rica y el común amigo, poeta y superviviente, Jaime Vándor, emprendí en año 1997 la Antología de la Poesía del Holocausto, cuyos más de cincuenta poetas la convierte, eso me dicen, en la más voluminosa de las publicadas en cualquier lengua universal, y la primera que se intenta en lengua española. Saldrá en enero de 2001, bajo el título de In nomine Auschwitz. Mirando las cosas así, comprenderá que me siento más cómodo como continuador del espíritu de un amigo al que prometí fidelidad que como instigador de un espíritu propio.

Al principio solo quería con la escritura salvar el mundo de sí mismo, y seducir a un tiempo a las señoras sensibles”

Su primer libro fue publicado en 1982 y han transcurrido cuarenta años de escritura poética, ¿Qué motivó originalmente su creatividad literaria? ¿Cómo influyeron en su poesía las obras de autores de la talla de Federico Muelas? ¿En qué tendencia de la expresión literaria se encuentra más involucrado personalmente?

Al principio solo quería con la escritura salvar el mundo de sí mismo, y seducir a un tiempo a las señoras sensibles, que eran las únicas a las que me atrevía a mirar de frente. De mi afán primero quedó Palabras de tierra y vino, un libro manifiestamente mejorable que algunos recuerdan por ser un libro lleno de palabras redentoras. Más suerte tuve con mi segundo empeño, del que quedó todo un libro entero, S, y un creo más que sabio aprendizaje de los secretos de la música y de los espejismos de la belleza. A finales de siglo, un encontronazo más serio de la cuenta con la mala salud me condujo hacia lo que algunos llaman el realismo mágico, con el que construí Un rostro en el jardín y el mejor de mis libros, en mi opinión, El libro del Santo Lapicero. Otro encontronazo pero esta vez con el rostro de Dios estuvo en la base de mi Salmo, unos poemas muy duros de talla vanguardista escritos desde la empatía hacia las víctimas de las verdades absolutas de orden político y religioso cuya peculiaridad estaba en el sombrío júbilo de los locos ejecutores que hablaban colgados de mi voz al escenificar la muerte que en el nombre de sus dioses extendían por el mundo. Y poco más. Yo reconozco que he publicado poco, pero solo por la extrema dificultad que para mí supone recrear de nuevo el mundo desde la aceptación del misterio de las pequeñas cosas y del poder demiúrgico de las palabras que ya nadie escribe.

Con un 70 % de las inversiones editoriales, el sector privado de mi tierra es el que más riesgo económico asume de toda España”

El perfil del escritor y del editor cohabitan en muchas personalidades de la literatura contemporánea, ¿Qué opina sobre el mundo de los libros actualmente en Castilla-La Mancha? Hace algunos años realizó una visita a México, ¿cuál es su parecer sobre la pervivencia de la memoria del exilio republicano español y la actualidad de la obra de escritores conquenses como Luis Rius?

Castilla la Mancha no es la región más populosa de España, ni la más rica tampoco. Pero, con un 70 % de las inversiones editoriales, el sector privado de mi tierra es el que más riesgo económico asume de toda España. Aunque Las instituciones públicas ayudan lo suyo también, esa cifra lo dice todo. Algunos proyectos, como Olcades y Alfonsípolis, en Cuenca, llevan décadas con los escaparates, y, aunque con grandes dificultades, El Toro de Barro se mantiene vivo y corneante gracias a la red. Otros se han convertido en un foco de revistas muy longevas dedicadas a a literatura, como es el caso caso de la albacetense Barcarola, creada nada más y nada menos que en 1978 o 1979, no lo recuerdo bien. Ese camino lleva también mi amigo Alfonso González Calero con su revista editorial Almud y con Añil Cuadernos de Castilla La Mancha. No es solo el impulso del mundo editorial el que explica lo que ocurre en la literatura manchega. Hay muchos acontecimientos de peso cuya presencia, más allá de su tiempo, genera poderosas y persistentes sinergias literarias e intelectuales. Es lo que ocurre con Poesía para náufragos en Cuenca, que ya va si no me equivoco por la décima edición, y en cuya organización se dan la mano poetas, periodistas y escritores como José Ángel García o Francisco Mora, cuyo liderazgo como miembros de la Real Academia de las Artes y las Letras de Cuenca arrastra en este punto a no pocas ni poderosas individualidades literarias no solo de la ciudad, sino también de más allá de sus murallas. Y me quedo corto.

Si lo he hecho bien, los lectores se verán inducidos a reflexionar sobre el impacto real que la Shoah, la Catástrofe, tuvo sobre la poesía europea contemporánea”

-Háblenos de su Antología de la Poesía del Holocausto, que con el título In nomine Auschwitz está prevista su publicación en enero de 2022 tras 25 años de dedicación ¿Qué encontrarán los lectores de poesía en este libro? Muchas gracias.

Es obvio que todos encontraran una evocación del dolor extremadamente sólida, pero a su través asistirán asombrados a una visualización de la bondad, de la dignidad, y de la piedad de los hombres que no pudieron evitar el Holocausto. Si lo he hecho bien, los lectores se verán inducidos a reflexionar sobre el impacto real que la Shoah, la Catástrofe, tuvo sobre la poesía europea contemporánea, y que excede con mucho a la desatada sobre Nelly Sachs, Paul Celan o Uri Grinberg, que durante demasiado tiempo se tomaron los únicos referentes de la poesía del Holocausto. Contemplarán así mismo como un triunfo de la humanidad el que las víctimas, supervivientes y concernidos por la Shoah no alcanzaran a construir una única conciencia de un fenómeno tan abrumadoramente poderoso como para igualar en corte raso todo lo que cayó sobre su maquinaria infernal. Si lo he hecho bien, repito, el lector se verá obligado a revisar el papel que tuvieron los pueblos y las élites capitalistas y comunistas en la creación de un poderoso cinturón de silencio en torno a lo ocurrido y, finalmente, teniendo en cuenta nuestra cercanía generacional con aquellas sociedades que lo pusieron en marcha, gente en todo como nosotros, tal vez se pregunten qué hubieran hecho de haber estado allí, que harían de repetirse todo en el mañana. Y a la mejor comprendamos juntos las razones por las que el Holocausto sigue siendo hoy un acontecimiento que se resiste a morir, o a dejarse ver como un acontecimiento más de nuestra historia. La crueldad sobrepasó entonces los límites de todas las imaginaciones. Y ocurrió aquí, en Europa, la que siempre tuvimos como la civilización más perfecta de la tierra. La nuestra. Es como para echarse a temblar. Acaso Ud. No lo hace?

Fotos: Irene Zamorano Cruz





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