Hay otra clase de silencio tan importante como el reflejado en la primera parte del artículo, el silencio interior, salir del entorno esporádicamente, que es una forma de estar en medio del mundo y de sus agitaciones, sobre todo actualmente.
Si hemos de tratar y hablar continuamente con las demás personas, hemos de regular con máximo cuidado el uso de nuestras palabras. En este caso, el silencio es saber callar a su debido tiempo y hablar a su debido tiempo, esencial para las buenas relaciones. No es una receta al alcance de la mano, sino una costosa cualidad que se ha de adquirir luchando en sentido contrario a nuestras tendencias espontáneas. No hemos de olvidar que la vida humana es, en gran parte, vida de relación a través de nuestras palabras, y que son ellas, más que otros actos, el principal portador de positividad o negatividad ¿Quién no sucumbe a hablar necia, agresiva o destructivamente? Alguien decía “quien no daña por la lengua es varón perfecto”. Cuando conocemos al hombre bien y como se manifiesta en la vida, comprender que dominar los dañinos impulsos de la lengua requiere mayor control que dominar los impulsos del sexo y que es más fácil encontrar ascetas del cuerpo que ascetas de la palabra.
Lo que los seres humanos discutimos en frecuentes ocasiones está envuelto en la confusión, en polémicas de oscuros intereses, y es preciso adquirir el silencio, único ámbito donde se hace presente lo único importante.
Pero si hay un silencio hacia el exterior que nos sustrae a los cotilleos vanos también hay un silencio hacia el interior, que nos libera de nuestras propias agitaciones y al que no estamos acostumbrados… y nos es muy necesario ejercer está clase de silencio PARA HABLAR CON NOSOTROS MISMOS.
Al igual que ocurre con las cosas, la voz de nuestro yo más verdadero y auténtico emerge, serena y suave, cuando acallamos el tumulto interior en que estamos sumergidos. Pues existe en nosotros una doble dimensión de nuestro yo, cada una de las cuales habla si la otra permanece en silencio.
El yo superficial necesita de la palabrería fácil y de la extroversión alienante”
El yo superficial necesita de la palabrería fácil y de la extroversión alienante. Hablamos continuamente a los demás, pero somos incapaces de hablar con nosotros mismos pues nuestro ser más auténtico se disuelve y se pierde en mil preocupaciones externas.
De ahí la necesidad del silencio interior para conectarnos con nuestro verdadero yo, casi siempre marginado y olvidado. Es en esta paz donde podemos saber lo que realmente somos y hacemos, donde podemos tomar el pulso a nuestro verdadero ser con sus verdaderos problemas y dónde la voz interior nos habla con palabras muy distintas de las que hablamos habitualmente en el exterior.
La visibilidad en nuestro ser interior se parece a la visibilidad del agua; no es posible ver el fondo cuando está agitado, pero se hace bien visible cuando está en calma.
Está previsto desde que naces que ese silencio interior, te va a ayudar y mucho. Disfrútalo sabiamente cada día y descubre lo mejor de ti, lo más brillante que está dentro de ti.
Hay un mundo más allá de la imaginación”
Prem Rawat
En el ámbito del corazón no existe una sociedad que cree normas. Para llegar a nuestro interior se nos ha regalado desde que nacemos ese precioso sentimiento que nace del corazón, corazón no para razonar, no para pensar, sino para ir a nuestro interior. Úsalo.
En el mundo del corazón cualquier cosa que hagamos ha de provenir del lugar más sincero. Esta es la única norma que existe. Tú, yo, tenemos un corazón que nunca ha envejecido. El cuerpo ha envejecido, pero no el corazón, no lo ha hecho. Es el mismo que cuando eras niño. El corazón nunca te ha dado una orden. La mente está todo el día dándote órdenes. Te dice: “Sé feliz, siente gratitud”. Cuando estás en paz te dice la mente: ¿Cómo?, ¿ Qué estás diciendo?
Pero el corazón dice: “Sí, esto me hace sentir bien, esto es bueno”.
En el silencio, en tu aposento interior, el corazón es el mundo que se encuentra más allá de la imaginación. Y más allá de ésta se descubre la verdadera tranquilidad, quietud, verdadera alegría, alegría auténtica que la mente no alcanza comprender. Cada día que podemos sentirnos agradecidos por este regalo de la vida es un día que ha merecido la pena ser vivido. El ciclo está completo. El aliento que se fue, no se fue en vano.
El tiempo de cada segundo, la rotación de la Tierra, el movimiento de todo el Universo no fue en vano, porque al menos una persona o las que fueran se sintieron agradecidos por este día, por esta existencia.
El beneficio del silencio puede que descubras que no has de abandonar el corazón. No lo abandones en cualquier choza pérdida. No es ese su lugar. Su lugar está dentro de ti , brillando y danzando. Y ése silencio cada día, “un ratillo”, pon tu esfuerzo para que el corazón pueda realizar su pequeña danza. Está previsto.