Opinión

Un acuerdo para ganar y recuperar derechos

La aprobación por el Consejo de Ministros del texto de la Reforma Laboral cierra un largo periodo de negociación con un protagonismo esencial de los  sindicatos y patronal, junto con el impulso del Ministerio del Trabajo. En ese tiempo ha sido intenso el esfuerzo de los sindicatos de clase, CCOO y UGT, para combatir los efectos nocivos que sobre el mercado de trabajo español ha tenido la reforma laboral aprobada unilateralmente por el PP en el año 2012. Conviene ahora hacer memoria: Con la excusa de la crisis de 2008, fue redactada en despachos profesionales cercanos a la patronal una reforma que el Partido Popular impuso unilateralmente, con el beneplácito de la CEOE, (cuya ministra autora es en la actualidad la responsable del departamento de la propia patronal). Esta reforma laboral perseguía un devaluación salarial importante, desequilibrar el peso en la negociación colectiva dotando de mayo poder a la parte empresarial y extender figuras precarizadoras del empleo, como la subcontratación para bajar salarios. Hagamos memoria otra vez: La contestación del movimiento sindical fue una huelga general secundada por millones de personas trabajadoras, y a partir de allí se inició una senda de firmeza y constancia en las reivindicaciones de que era necesario derogar cuanto antes los aspectos más lesivos de esta reforma. La derecha política y mediática y algunos sectores patronales defienden su eficacia, pero no hay más que mirar los datos de empleo y desempleo para ver que no es así: Un texto que empezaba por fijar su objetivo en reducir la temporalidad, ha tenido el efecto contrario. En un año como éste, en Castilla-La Mancha se han firmado más de 850.000 contratos, (hasta noviembre), pero menos del 10% son indefinidos.

Si bien cambiar las reglas de juego de las relaciones laborales era un compromiso de legislatura del actual gobierno de coalición, este compromiso ya ha se había acordado con el anterior gobierno socialista alumbrado tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa, y formaba parte esencial de la hoja de ruta para la recuperación del diálogo social. La pandemia nos cambió el paso, azotó la realidad que vivíamos hasta su aparición, pero ciertamente el diálogo social se ha visto reforzado aun en este periodo tan complicado. El ejemplo ha sido el uso de los ERTE como palanca para evitar los despidos masivos durante este periodo, sistema concertado entre sindicatos y empresarios, una verdadera revolución en la gestión de la política de empleo en España, donde por primera vez se ha priorizado el mantenimiento del empleo frente a los despidos, con un importantísimo coste público, pero que ha protegido a millones de trabajadores y empresas en plena pandemia. Es de subrayar de nuevo que este ejemplo de responsabilidad, de política de altas miras, ha marcado indudablemente esta legislatura, y su último fruto es el acuerdo en materia de reforma laboral  ratificado por el Consejo de Ministros. Por ello, siendo un hito histórico, tiene una valor añadido por ser fruto del acuerdo, y una reforma de la legislación laboral no responde a las pretensiones empresariales en exclusiva.

Los objetivos de CCOO y UGT en esta larga pelea por revertir la reforma laboral del PP eran por tanto recuperar el equilibrio en la negociación colectiva, luchar contra la temporalidad y avanzar en la estabilidad en el empleo. Desde el año 1984, todas las reformas en materia de contratación han abundado en la descausalización de la contratación temporal. A partir de ahora si que se establece un contrato indefinido como forma general de contratación, y solo excepcionalmente se podrá acudir a la contratación termporal, bien por necesidades estructurales o por causas formativas. El paradigma de la precariedad a través de la contratación temporal fraudulenta (por eso desaparece el contrato por obra o servicios determinada) se combate apostando de verdad por la fórmula de la contratación indefinida, que debe ser la regla general, salvo las excepciones entendibles (campañas de temporada, por ejemplo). Este problema no se hubiera atajado con la famosa propuesta del “contrato único”, que solamente hubiera llevado a denominar a todos los contratos “fijos”, cuando su duración o posible terminación estaría en manos de los empresarios. Esta es la diferencia de una legislación laboral que apuesta por fortalecer el contrato indefinido y limitar la temporalidad como la que se acaba de aprobar, junto con la vigilancia de los incumplimientos que serán mucho más penalizados por la inspección de trabajo.

Clave es también la recuperación del equilibrio en la negociación colectiva para mantener y mejorar los derechos y condiciones laborales y salariales justas de la gente trabajadora. Se recupera la ultraactividad de los convenios colectivos, lo que permite que cuando finalice la vigencia de un convenio, éste siga en vigor hasta que concluya la negociación con un acuerdo. Se recupera la prevalencia del convenio del sector frente al convenio de empresa, lo que impedirá que las empresas compitan con convenios a la baja para devaluar salarios. Y muy importante es la aplicación en el campo de la subcontratación del convenio de la actividad desarrollada, para poner coto a abusos que se realizaban en este ámbito, algo que conocemos muy bien en Castilla-La Mancha. Es destacable asimismo que ahora se incorporan a la legislación medidas alternativas a los despidos, a través de un mecanismo de flexibilidad parecido a los ERTE en pandemia, el Mecanismo RED, que pretende que el despido no sea la solución a una situación de crisis. Tras el acuerdo tripartito, apelamos desde CCOO a la responsabilidad de los grupos parlamentarios para refrendar una reforma consensuada con los auténticos protagonistas del mercado laboral, sindicatos y patronal. Esperamos que así sea. No renunciaremos tampoco a las reivindicaciones que seguiremos  planteando en los próximos meses tanto en el ámbito estatal, con la subida del Salario Mínimo Interprofesional y el próximo acuerdo por la negociación colectiva, o en el ámbito regional, a través de iniciativas que plantearemos en el Consejo de Diálogo Social de Castilla-la Mancha sobre temas tales como la inaceptable siniestralidad laboral, y el necesario debate en torno a los tiempos de trabajo; temas que abordaremos con firmeza, la misma que nos ha permitido seguir avanzando en recuperar y ganar derechos en este acuerdo estatal. Trabajaremos siempre para que la senda del diálogo social traiga nuevas mejoras y mayor protección para las personas trabajadoras.

Javier Ortega Cifuentes, secretario de Organización de Comisiones Obreras Castilla-La Mancha





Deja una respuesta