En Villaescusa de Haro, localidad que atesora un gran patrimonio artístico, la joya de la corona es posiblemente la Capilla de la Asunción de la Virgen María, exhibida con orgullo por los vecinos de esta tierra a los visitantes por su gran calidad artística que le valió la declaración de Monumento Nacional.
La capilla está adosada al templo parroquial de Villaescusa de Haro. Fue fundada por Diego Ramírez de Villaescusa, ilustre hijo de este pueblo que fue obispo de Astorga, Málaga y Cuenca. En 1507 el Papa Julio II le concedió la bula para la construcción de esta capilla destinada al enterramiento de sus padres y familiares. Las estatuas de sus sobrinos Eugenio Carrillo Ramírez de Peralta y Luisa de Muñatones, representados rezando de rodillas junto al altar, reciben al visitante de este monumento.
La Capilla de la Asunción es una construcción típica de la época de los Reyes Católicos, de estilo gótico hispano-flamenco o isabelino. Su planta cuadrada que se cierra con una cúpula octogonal de bóveda estrellada. Tiene en su acceso tres arcos góticos, uno trilobulado en el centro y dos apuntados. y una valiosa rejería, obra de Fray Francisco de Salamanca. Los escudos de los Ramírez de Villaescusa aparecen grabados en la piedra junto a dos estatuas que representan a San Pedro y San Pablo.
La capilla cuenta con toda clase de ornamentos, Uno de ellos era la custodia labrada por Francisco Becerril que hoy tiene su casa en el Museo de Diocesano de Cuenca, pero cada año regresa a Villaescusa de Haro para la celebración del Corpus Christi.
En la sacristía de la capilla destaca la bóveda elíptica con casetones que se atribuye a Esteban Jamete y en la que aparecen representados Dios Padre, San Pedro y San Pablo. La presencia de Jamete, que también dejó huella en la Catedral de Cuenca, confirma que algunos de los mejores artistas de la época aportaron su talento a este edificio.
El elemento central de la capilla es el retablo policromado que relata de forma lineal la vida de la Virgen desde su nacimiento a su muerte y asunción a los cielos. Está compuesto por cinco calles que recogen escenas como los desposorios, el Nacimiento de Jesús, la pérdida del niño en el templo y las Bodas de Canaan, entre otras.
El retablo de la Capilla de la Asunción está repleto de pequeñas intrahistorias, una especie de ‘easter eggs’ renacentistas que enriquecen el resultado final. Aparte de toda la genealogía de la virgen María, se ven elementos de la época de Diego Ramírez de Villaescusa. En la Adoración de los Reyes Magos, no son tres, sino cuatro, los personajes que acuden a rendir pleitesía al pequeño nacido en el pesebre. El cuarto es Fernando El Católico, con el que Diego Ramírez no tenía buena relación. Sin embargo, como buen cortesano, lo quiso representar, besando los pies del niño, mientras que los otros tres permanecen de pie.
En la escena del casamiento de la Virgen María con José aparecen otras dos figuras reales. Se trata de Felipe El Hermoso y Juana de Castilla, que contrajeron matrimonio a través del propio Diego Ramírez. El obispo mantuvo una relación cercana con la reina castellana, de la que fue consejero y capellán mayor.
Entre las pinturas que se incluyen en la predela, la parte inferior del retablo, aparece escenificada una misa del propio obispo Diego Ramírez, junto a otras representaciones como la Bajada de Jesucristo al limbo, su resurrección y santos como San Agustín y San Gregorio.
La historia de la Capilla de la Asunción es también una historia de supervivencia. En Villaescusa de Haro, durante la Guerra Civil, se puso una cadena en la entrada de la capilla que la catalogaba como Monumento Nacional declarado por la República en 1931. Ese letrero le salvó de actos vandálicos y saqueos cuando estalló el conflicto bélico.
Durante los últimos años, debido al paso del tiempo, se está intentando buscar financiación pública para intervenir en la capilla, que está empezando a sufrir algunas deficiencias estructurales, pro el desgaste de la piedra caliza, como en el propio mueble del retablo, que también necesita una intervención. El Ayuntamiento de Villaescusa de Haro está llamando a la puerta de instituciones como el Estado, la Junta de Comunidades y la Diputación en busca de financiación que permita mantener en condiciones este tesoro artístico de la provincia de Cuenca.
Digno de ver y de visitar el pueblo por su extensa historia y patrimonio. Pasear sus calles es conmobedor.
Esta joya de la Capilla de la Asunción, es en verdad un exponente artístico de primer orden en el que confluyen armónicamente la arquitectura, la talla artística sobre madera, la policromía, la composición, la envolvente con los tres arcos en el acceso desde el interior de la Iglesia y la coronación de su cubierta con agujas góticas y gárgolas. Éstas junto con la torre de la Iglesia de San Pedro Apóstol, conforman la atractiva primera vista que el visitante percibe de esta Villa.
El retablo en su composición, escenas y personajes, constituye una catequesis que sirvió para la formación en el siglo XVI, y sigue siendo de interés en el siglo XXI, tras los 515 años de este monumento de Villaescusa de Haro, orgullo justificado de todos los habitantes de este pueblo.