Donde Dios y la naturaleza agreste e ilógica de Cuenca, rompen la piedra para dejar correr el agua en limpia canción y con sabor de estrellas y cal, de espliego y cierzo, de sol y cuervo, de luna y plata.
(Del libro: VIAJE LÍRICO POR LAS FUENTES DE CUENCA.-JOSÉ LUIS LUCAS ALEDÓN.-pg 15)