La lluvia ha sido benévola con la inauguración de la Feria del Libro de Cuenca. Las tímidas gotas que han caído a la hora del acto no han ido a más y Juan Eslava Galán ha podido dar el pregón inaugural de esta muestra que se desarrollará hasta el 8 de marzo en la capital conquense.
Eslava Galán que considera que con la feria del libro “vuelve la vida”, se muestra muy agradecido de poder dar el pistoletazo al evento en una ciudad que conoció antes de venir gracias a sus escritores, sobre todo los de literatura medieval. Citó el pregonero algunas autores para explicar que “conocí a Cuenca antes de ver ir gracias a los escritores”, sobre todo los de la literatura medieval, que se caracterizan “por ser muy directos”, algo que le agrada.
Álvaro de Luna, Mosén Diego de Valera, los hermanos Valdés y Miguel Lucas de Iranzo son algunos de los autores referenciados en el pregón de Eslava Galán, que se acuerda también de las citas “conquenses de El Quijote” y desvela el lazo que una a su tierra con esta, el resoli “que ha arraigado en Jaén, posiblemente porque los conquenses los llevaron allí”.
El escritor explica que visitó por primera Cuenca hace unos 30 años, después de leer Frederick Forsyth decir que “para ser exacto en las descripciones hay que ir a los sitios”. Quiso que una de sus novelas firmadas con el pseudónimo de Nicholas Wilcox tuviera Cuenca y se vino aquí para conocer el escenario y poder describir minuciosamente la ciudad y sus recovecos. Al protagonista le llama la atención la inscripción en latín del Museo arqueológico que recuerda que “toda obra humana está condenada a la muerte”.
Eslava Galán ha repasado en el pregón sus orígenes como autor y lector. Cita a Milan Kundera para explicar que se “hizo escritor “porque de niño era muy mentiroso y los escritores mentimos para decir verdades”. Asegura que su casa había dos libros y uno era el de familia, pero en cuanto pudo ampliar sus horizontes se hizo primero lector y finalmente escritor, con una importante contribución de los libros de Edgar Alan Poe.
Apunta Eslava Galán que nunca fue fácil ser escritor en España”
Apunta Eslava Galán que nunca fue fácil ser escritor en España, ya que fueron perseguidos desde el siglo XVI. “Era el momento de la contrarreforma y España quería ser campeona del catolicismo”, recuerda, si bien aclara que los tribunales inquisitoriales europeos eran más crueles que el español.
Galán vuelve a recordar a Cervantes, concretamente un entremés sobre la elección de los alcaldes de Aganzo, para poner un ejemplo de que la lectura, en aquellos años, “te llevaba por malos caminos” y te podía hacer terminar “en el brasero”. Menciona otro texto del siglo XVIII que habla e unos libros aparecen emparedados en una casa junto a unas gafas, otro elemento que había sido escondido “porque podía ser sospechoso”·.
El autor considera que la fama de los autores mejora en el siglo XIX y se acuerda de que había lectores profesionales, que leían para personas que estaban trabajando, y viajantes que iban por los cortijos alquilando libros.
“A la afición por la lectura le h costado imponerse, pero se ha impuesto’, celebra Eslava Galan, aunque aún hay mucho que trabajar “por eso hay que seguir sacando los libros a la calle, para que la gente vea que no muerden”.
Bromea el escritor con la llegada de los muebles mutlfuncionales en la década de los sesenta, con espacio para la tele y, de paso, estanterías para los libros. Se fomentó un sentimiento, todavía vigente, de que “en una casa donde hay libros se prospera”, por eso incluso en los hogares donde no había hábito de lectura, se inculca a los pequeños que lean”.
Por otro lado, el pregonero menciona a los autores españoles como José María Gironella, Torrente Ballester, Delibes y Carmen alado rey que desterraron prejuicios contra los escritores españoles. Muestra también su respeto por Corín Tellado por su capacidad para terminar novelas en una semana.
Sin embargo, el pregonero señala que los escritores vienen con fecha de caducidad y se ve cuando el editor “que un año te mandaba seis botellas de champán, al año siguiente te envía tres” y volvió a acordarse de Corín Tellado, que cuando le llegó ese momento decidió seguir trabajando bajo pseudónimo, haciendo novelas semipornográficas.
Eslava Galán reflexiona sobre las etiquetas, comenzando las que le ponen a él de “prolífico” y de “novela medieval”. Para él “solo hay buenas y malas” y avisa que no hay que fiarse de los periódicos. Invita a leer siempre a los clásicos y, de los modernos, señala que hay un procedimiento fiable que consiste en “leer las primeras diez páginas, si ahí te ha enganchado, sigue leyendo”. Y si no te gusta “lo regalas, porque lo que no me gusta a mí, igual te gusta a ti”. Eso sí, anima a no terminar de leer, a regañadientes, un libro que no te esta gustando “porque la literatura es grande y la vida muy corta”.
El pregonero concluye que las novelas de hoy tienen que ser más ágiles “y parecerse al cine” porque la novela tiene muchos entretenimientos “pero nada puede suplir a la novela, son materias distintas”.
“Hay que amar la novela por lo que nos da que no puede darnos otra cosa, entre ellas la de vivir otras vidas”, finaliza Eslava Galán su pregón, animado y didáctico.
El autor y los asistentes a la Feria del Libro de Cuenca han guardado un minuto de silencio antes del acto del pregón en memoria de la víctima del crimen machista de Tarancón. Tras el corte de la cinta inaugural, el escritor ha recorrido junto a las autoridades los distintos stands de la feria, aunque ya antes del inicio del acto se le ha visto interesándose por los libros que se ofrecían en las casetas. Durante su recorrido ha conversado tanto con los libreros como con autores conquenses, como el escritor Alberto Val.