Cultura

La Virgen de la Luz se reencuentra con sus fieles en las calles de Cuenca

La fe no tiene prisa, por definición. Tres años de espera no son nada para aquellos que se preparan durante toda la vida para esperar, por eso los fieles de la Virgen de la Luz, cuando se reencontraron con su venerada imagen en las calles de Cuenca, retomaron el momento donde lo habían dejado antes de la pandemia, como si entre en el 2019 y el 2022 no hubieran pasado mil días.

La patrona de Cuenca pisó de nuevo las aceras de su ciudad un 1 de junio de temperatura agradable y cielos limpios. Las mascarillas que llevaban algunos devotos y banceros son la cicatriz que queda de los años de la peste. Estamos sanando, aunque todavía no se haya caído del todo la costra de tela. 

El desfile comenzó con puntualidad, a las 10 de la mañana, desde la iglesia de San Antón, con ovación del Júcar a la salida de la virgen del templo. Un cristo escoltado por tres mujeres ejercía de guía de la comitiva que, a ritmo de la banda municipal de música dirigida por Juan Carlos Aguilar daba sus primeros pasos sobre el puente que atraviesa el río. Entre los participantes en la procesión se encontraban los representantes de la Semana Santa de Cuenca, distintas autoridades de la provincia y gran parte de la Corporación Municipal, cuya delegación estaba encabezada por el alcalde de Cuenca, Darío Dolz, que desfilaba con el bastón de mando.

Los fieles que caminaban junto a la patrona animaron su camino con cánticos y oraciones. Se ganó la virgen también varios vivas por parte de unos devotos que celebraron con mucho entusiasmo el retorno de la procesión. Las monjas del convento de Palafox dejaron volar pétalos de rosa sobre la imagen de la Madre cuando la comitiva pasó frente a sus balcones.

La procesión avanzó hasta la calle San Juan antes de adentrarse en el Peso. Los banceros midieron milimétricamente su paso por la angosta calle, el lugar donde las procesiones se convierten en hilo atravesando el ojo de la aguja. Los fieles se adelantaron hasta solera para facilitar el camino a la hermandad y volvieron a situarse a los costados de la patrona cuando la imagen alcanzó Solera. Las campanas del Salvador sonaron arrebatadas en cuanto la patrona asomó por la desgastada esquina de esta calle. También hubo música metálica desde las Concepcionistas, cuando la procesión llegaba a la Puerta de Valencia para su encuentro con el río Huécar.

El desfile siguió por la zona centro, donde le esperaba el público que no había escapado de Cuenca durante el puente o ya había regresado de las vacaciones. Tras pasar por una Carretería llena comercios cerrados, unos por el calendario y otros de forma persistente, la procesión afrontó en Calderón de la Barca los últimos metros de su recorrido. Los cánticos y la música se elevaron por el Puente de la Trinidad y poco después de las 12 de la mañana los banceros, bajo los acordes del himno nacional, devolvían a la imagen a su casa junto al río. Una misa cerró la mañana de honores a la patrona y los fieles ya piensan en la cita del año que viene. O cuando toque, que no hay prisa.

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