La empresa taranconera Greenpork, dedicada a la producción porcina, ha puesto en marcha su primera granja de madres en Belinchón.
Esta instalación es la primera fase del proyecto de Greenpork, que en cuatro años pondrá en marcha, además de estas instalaciones, una de transición de lechones y otra de engorde, con una inversión global de 20 millones de euros y la creación de unos 32 puestos de trabajo directos y 128 indirectos, “lo que permitirá la dinamización económica del municipio de Belinchón y de otros de la zona ya que han participado y participarán en las siguientes instalaciones proveedores y empresas locales, además de la inversión que ha repercutido directamente en la comarca”, destaca la empresa en nota de prensa.
Esta explotación ganadera, que acogerá a 3.700 madres con sus lechones, está ubicada en el paraje El Ardal, del término municipal de Belinchón, de donde dista 4 kilómetros del casco urbano, al igual que del de Tarancón, el doble de lo que determina la normativa vigente en Castilla La Mancha.
Integrada con la empresa ICPOR, la granja de madres se ha implantado en una finca de 12 hectáreas, en la que se han construido más de 26.000 metros cuadrados, sin contar las zonas ajardinadas, la balsa de purines y la planta de tratamiento de residuos.
El proyecto, recién acabado, incluye naves de cuarentena, cubrición, gestación y maternidad además de una zona social destinada a oficinas, vestuarios, almacén de cuarentena y lavandería, con las máximas medidas de control en un intento de preservar la bioseguridad en el interior de las instalaciones.
Bienestar Animal y tecnología punta
Greenpork afirma que nace con la premisa de que todas sus instalaciones porcinas “alcancen los máximos estándares en bienestar animal, tecnología punta y compromiso con el medio ambiente y con el entorno natural de la zona, adelantándose en muchas de sus implementaciones a la normativa europea y estatal”. Por lo que respecta al bienestar animal, esta granja de madres cuenta en la zona de gestación con el sistema de parques libres, lo que les permite a las cerdas vivir en libertad sus cuatros meses de gestación.
La maternidad, adelantándose a la obligatoriedad de la normativa, cuenta ya con corralinas de dimensiones 2,80 x 2,60 metros, con jaula abatible, que deja a la cerda libre con sus crías durante las cuatro semanas de lactación.
La tecnología punta con la que se ha construido esta granja permite dar la alimentación de las cerdas de modo mecanizado en toda la explotación, adaptando su nutrición a cada fase del proceso, así como permite controlar el contenido de proteínas con el objetivo de prevenir concentraciones significativas de nitrógeno total en el purín.
A nivel energético, la granja será autosuficiente gracias a la instalación de paneles solares en la cubierta de las naves y el montaje de lucernarios que dotan a las naves de luz natural. Además todos los equipos instalados son de bajo consumo.
Apostando por la bioseguridad de los animales, las instalaciones también cuentan con doble vallado perimetral, arco sanitario de desinfección de vehículos y almacén dotado de rayos ultravioleta con los que se controlarán todos los productos que entren en granja, con una cuarentena previa de una hora en el almacén de recepción, según describe la compañía taranconera.
Economía circular
Greenpork explica que apuesta por un modelo de granja basada en la economía circular, donde se contempla principalmente la reducción de la contaminación procedente de los purines y el aprovechamiento máximo de los recursos hídricos.
En este sentido, Greenpork aporta como gran novedad en sus instalaciones una planta de tratamiento de purines. El proceso separa el sólido del liquido, y este último, mediante un sistema de electrocoagulación y electro-oxidación reduce hasta el 100% el nitrógeno, el fósforo y el potasio, con lo que conseguimos convertirlo en agua para riego. Este agua la destinaremos al riego de un anillo verde de plantación leñosa (olivar, almendros y paulownias), con lo que fijaremos una cantidad importante de CO2. La fracción sólida irá destinada como materia orgánica a abonos y fertilizantes, donde se requiere al menos un 40%, según la Agenda 2030.
Por último, para el ahorro de recursos hídricos el tratamiento del agua de la granja se hará a través de un sistema de osmosis que permitirá conseguir agua potable para los animales y el agua de rechazo de tratamiento se empleará en las tareas de limpieza de las instalaciones.