La gestión forestal para la Agenda 2030 ha sido el tema sobre el que ha versado la primera parte de la “Semana Universitaria del Monte y el Desarrollo Rural: Oportunidades de la Economía Circular” que organizado por Urban Forest Innovation Lab (UFIL) y la Fundación Los Maestros se está celebrando en Tragacete hasta el próximo viernes.
La ponencia inaugural de esta primera jornada ha estado a cargo de Félix Romero Cañizares, Director General de Medio Natural y Biodiversidad, que ha hecho un amplio repaso, tanto de la política de gestión forestal que se está llevando a cabo desde la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, como de la situación puntual de riesgo extremo de incendios forestales que están arrasando decenas de miles de hectáreas en las últimas semanas en toda España.
Antes de comenzar su análisis tanto de la situación coyuntural como de las políticas desarrolladas desde la Consejería de Desarrollo Sostenible del gobierno regional ha advertido que mantendría su teléfono móvil encendido porque durante estos meses de máximo riesgo forestal, pues de esta Dirección General está a cargo del Plan INFOCAM, dispositivo de prevención y lucha contra los Incendios Forestales en Castilla-La Mancha.
Félix Romero ha indicado que, en todo el arco Mediterráneo, los incendios forestales condicionan absolutamente toda la gestión forestal. “Los incendios forestales nos determinan. Han provocado, aunque no nos guste, que tengamos que cambiar las políticas y gestiones forestales porque es la principal amenaza que tienen nuestros montes. La gestión forestal se puede llevar a cabo de distintas formas, pero somos conscientes de que los incendios deben estar en el eje central”.
Durante las últimas décadas, la caída demográfica del medio rural, ha provocado que los incendios no puedan apagarse en sus primeras fases con la gente del pueblo, lo que evitaba que la gran mayoría alcanzase grandes dimensiones, “el campo les importaba y la gente de los pueblos estaba pendiente de las tormentas y los rayos. Consideraban el monte como suyo y salían a defenderlo. Esto ha cambiado”.
El abandono rural, por un lado, y el cambio climático por otro, han desestabilizado muchos equilibrios en nuestros ecosistemas. “La liberación a la atmósfera del petróleo que se estabilizó hace millones de años atrás de manera solidificada o líquida en un periodo relativamente corto de tiempo, ha provocado que exista una correlación clara con este incremento de entropía.
El abandono del medio rural hace muy difícil mantener los ocho mil municipios tal como los habíamos entendido a lo largo de los últimos siglos. “Este cambio de modelo territorial forma parte del cambio global en el que habrá territorios muy naturalizados. Aunque tengamos claro que es fundamental que la gestión forestal debe tender hacia la prevención, hemos de ser conscientes que habrá territorios con muy poca población con grandes masas forestales que tendremos que adaptar a las grandes amenazas del cambio climático, para ello será fundamental la gestión forestal”.
Félix Romero también ha puesto sobre la mesa otro de los grandes retos del futuro es frenar la pérdida de biodiversidad. “A nivel global estamos perdiendo biodiversidad, por ello es imprescindible entender que sin ecología no hay economía, ni vida que se sostenga. Es esencial conservar los ciclos ecológicos para que se mantenga la dinámica natural porque debemos entender que todos estamos muy conectados. Tenemos que desacoplarnos de los combustibles fósiles y volver a mirar a las energías ‘no agotables’ como la eólica o la fotovoltaica, pero también debemos a la biomasa, porque la situación global actual de crisis energética también afecta a la gestión forestal”.
En el caso de las emergencias, “Castilla-La Mancha optó por el modelo de la empresa pública. Disponer de tus propios recursos te da una mayor seguridad y hemos de entenderlo como una inversión y un compromiso con las políticas forestales. Pero también hay que apostar por la iniciativa privada”. Según su opinión, “en Castilla-La Mancha estamos viviendo un momento muy importante en el que hay que hacer una transformación de la gestión forestal, las fórmulas anteriores no sirven, tenemos que conseguir más aprovechamiento forestal y de manera más eficiente. Tenemos que cambiar la visión histórica de la gestión por entender las nuevas dinámicas económicas vinculadas a la certificación forestal y ofreciendo al sector empresarial seguridad y apoyo. Aquellos países que decidieron apostar por un modelo de certificación tienen cada vez mayor presencia en el mercado”.
En cuanto a la lucha contra los incendios forestales, “hemos incrementando el presupuesto en casi un diez por ciento durante la última legislatura, hasta superar los 95 millones de euros, tratando de estabilizar el gasto en extinción en unos 40 millones y realizando un aumento importante de gasto en prevención. En invierno hay que hacer muchas cosas en los montes en la lucha contra los incendios, como por ejemplo creando áreas de defensa que nos sirvan de anclaje en la lucha contra incendios. También hemos apostado por las patrullas móviles que actúen directamente en los conatos de incendios con una cisterna de agua, apostar por las torres de vigilancia, pero sobre todo por el tratamiento selvícola en unas 10.000 hectáreas al año.
“Gestión, protección, conservación y gestión de nuestro medio natural es vital para que nuestro medio natural no se queme, tenga diversidad, que esté bien gestionado y que genere recursos. En Castilla-La Mancha, el gobierno regional se ha puesto las pilas y se están haciendo bien las cosas, pero siempre es necesaria más financiación para mejorar más superficie forestal, más montes, pero para eso es necesario una gestión que los haga productivos, haciendo que la madera esté mejor pagada en el mercado, fundamentalmente a través de la concentración de lotes y apostar por la certificación, pero actualmente hemos de seguir invirtiendo en nuestros montes”.
Por otra parte, el Director General de Medio Natural y Biodiversidad, ha destacado que es el momento de vincular “lo no rural con lo rural. Las ciudades no están pagando al medio rural por fijar carbono o porque el monte sea importante en la regulación hidráulica que posibilita que un embalse más abajo haga llegar el agua a Madrid, Valencia o Murcia. Por ello, creo que es posible unir los objetivos 11 y 15 de Desarrollo Sostenible, es algo que hemos llamado Alianza por los servicios de los ecosistemas de Castilla-La Mancha” que englobe todos los ecosistemas regionales. Tenemos que ser capaces de poner en valor lo que significa el medio rural para la sociedad. El medio natural es el eje fundamental del medio rural, porque el medio natural es un producto del medio rural, de tal manera que las ciudades no pueden desvincularse de los pueblos. Deben entender que necesitan del medio natural para para gestionar el agua, el carbono que se almacena en los montes, la biodiversidad que poliniza los cultivos agrícolas o para prevenir los incendios forestales”.
En este sentido, ha señalado que “la alianza por los servicios de los ecosistemas tiene una base técnica, lógica y científica y es un compromiso del gobierno regional, con el presidente a la cabeza, y los alcaldes de las principales ciudades de la región, pues son conscientes que las ciudades deben contribuir a la gestión del medio natural contribuyendo económicamente a través de un fondo de externalidades que ya está movilizando medio millón de euros. Por ejemplo, cuánto contribuye el monte de Palancares a la calidad de vida de Cuenca. Hemos de llegar a un equilibrio entre la riqueza que producen las ciudades y el bienestar que produce el capital natural. También hemos de trabajar por capitalizar de nuevo el medio rural desde una nueva visión. Estamos en un momento clave, viviendo una oportunidad histórica gracias a los fondos europeos que llegarán en los próximos tres años. Hay una batería muy importante de financiación muy variada en materia de medio natural que necesita de ideas y de emprendedores que quieran llevar a cabo proyectos transformadores”.
“Quisiera compartir una última reflexión sobre la necesidad de conectar madera, incendios y energía. Un incendio forestal de veinte mil hectáreas libera tanta energía como un mes entero de la central térmica de As Pontes, la más grande de España, a pleno funcionamiento o al gasto energético de trescientos mil coches durante un año. Imaginad el volumen de energía que estamos echando a la atmósfera cada temporada de incendios. Si fuéramos capaces de gestionar esa energía a través de la gestión del territorio podríamos movilizar biomasa y quemarla de manera controlada supondría una gran fuente de riqueza. Esta idea está detrás de los cinco proyectos comarcales, uno en cada provincia, de gestión, aprovechamiento y comercialización de la biomasa forestal, que debe poner en el mapa de la producción energética a los pueblos de nuestra región. Debemos ser capaces de generar un modelo de gestión forestal que saque biomasa y se transforme en el mismo lugar en forma de astillas o pellet para que pueda ser consumida, en primer lugar, en los municipios que la generan”.
Texto: José An. Montero y Paula Cañada
Fotografía: Mario Mora