Opinión

Toledo, epicentro de la batalla política y Cuenca con San Mateo

Mientras se retornaba a San Mateo y las peñas celebraban con entusiasmo el inicio de fiesta que conmemora una parte de la historia de Cuenca, que revive su esencia popular de forma familiar, jovial y tradicional; en otro punto de la región se libraba la batalla geopolítica del poder nacional. Hablamos de Toledo, donde se centraliza el Gobierno Regional de Castilla la Mancha con pocos resultados palpables para el desarrollo de la provincia de Cuenca, según muestran los datos de despoblación, decadencia y eliminación de infraestructuras como el tren. Seguramente pasaron desapercibidos los actos estratégicos de partido tanto de socialistas como de populares para los conquenses, que, entre asentamientos urbanos, zurra, gachas, paellas, vacas y verbenas eligieron la mejor parte, la de celebrar.

Y es que los ciudadanos, tanto los urbanos como los rurales, que también son ciudadanos, aunque no lo parezcan, están aburridos de discursos prefabricados y saturados de dialéctica sin hechos y los actos de partido están muy bien para la organización política, ya que sirven para mostrar músculo, marcar directrices y entrar en campaña con más estímulo, pero son relativamente intrascendentes para la población.

En geopolítica, las causas de las guerras se explican, entre otras cosas, como la necesidad de supervivencia de los Estados y se suelen librar en puntos estratégicos internacionales alejados del interés principal de poder que subyace al conflicto. En este caso, el reto era por el poder nacional y el fin de semana toledano que comenzó el jueves se convirtió en un Sánchez contra Feijoo. Y así, casi a la par salieron socialistas y populares con casi todas sus hordas a hacer gala de dialéctica, aunque lo que se diga, no siempre coincida con las verdaderas necesidades de la sociedad. Y es que una región como Castilla la Mancha, con tres provincias en el top 10 de la inflación nacional no está como para que nadie que esté gobernando actualmente se atreva a sacar músculo, ya que el pulso, de partida está perdido y más celebrándose en Toledo, ciudad número uno en subida de precios. Era de prever que Sánchez se llevara abucheos.

Page dice que no es como Sánchez, pero la realidad nos indica que en inflación van de la mano, que nos han hecho un roto en el bolsillo, que hacer la cesta de la compra o llenar el depósito del coche parecen un artículo de lujo. Difícil es que en estas condiciones las familias lleguen a fin de mes. En los pueblos de La Mancha ya les han puesto el mote de “sacos rotos” y no gobiernan para la gente, por más que se esmeren en decirlo.

Sigo contando y hablando de noticias que no trascienden mucho. Este fin de semana no sólo se festejaba San Mateo, también se celebraba La Noche de las Ciudades Patrimonio. El Ayuntamiento de Cuenca y la Diputación desde las cenas en las alturas, como la inflación, a las que nos tienen acostumbrados últimamente, no se debieron tomar la molestia de visibilizar el único acto escénico de la ciudad en el Espacio Torner frente a los centenares de propuestas que ofreció Toledo. 1 contra 100, estadística significativa en términos de poca habilidad de los gobernantes conquenses para captar fondos europeos que permitan impulsar el Patrimonio Cultural. Menos mal que los miles de personas que abarrotaron la Plaza Mayor disfrutaron con la catedral iluminada y la vuelta a la celebración por sus propios medios y los jóvenes fueron los mejores embajadores de Cuenca. Hace falta más política de altura y no desde las alturas. De la de cercana, de la coherente, de la que ofrece confianza, de la que no rompe bolsillos, de la de todos. Que no nos llamen gente.

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