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Un estudio de UFIL detecta las áreas de oportunidad aún no explotadas en Bioeconomía Forestal

Un estudio elaborado por UFIL (Urban Forest Innovation Lab), el laboratorio urbano de innovación forestal que lidera el Ayuntamiento de Cuenca, ha identificado una docena de oportunidades de emprendimiento y empleo a través de la Bioeconomía Forestal y que ponen el foco en el bosque como el protagonista de un ecosistema plagado de posibilidades.

Estas 12 oportunidades se agrupan en cuatro grandes áreas: el aprovechamiento de recursos maderables, el aprovechamiento de los recursos no maderables, la regulación ecológica y, finalmente, el turismo y el bienestar. Desde UFIL, además, se insiste en que la Bioeconomía Forestal responde a un modelo económico centrado en atender a las necesidades de este ecosistema de manera responsable buscando la conservación y la regeneración del mismo.

En el caso español, tal y como ocurre también en el conjunto del continente europeo, la gestión forestal responsable ha contribuido a que, gracias a un correcto y adecuado trato de los recursos, haya aumentado la superficie forestal.

Análisis de las oportunidades

La división en sectores de oportunidades realizada por UFIL analiza, dentro del área de aprovechamiento de recursos maderables, las siguientes posibilidades:

  1. Ingeniería de la madera: En España sigue cortándose poca madera para el volumen existente en nuestro país. Su uso, además, continúa incrementándose por sus grandes beneficios (energéticos, construcción, industria). Cada vez son más las edificaciones realizadas con madera y se ofrecen soluciones tecnológicas y prefabricadas que son demandadas por los consumidores, en un claro guiño al aumento de la concienciación sobre la sostenibilidad. Desde UFIL, sin embargo, se recuerda que en España hay espacio para el desarrollo de este mercado, más si cabe en un escenario de incertidumbre en las importaciones por culpa de la invasión de Ucrania. Se trata de un sector con capacidades, pero sobre el cual se debe invertir.
  2. Aprovechamiento de la biomasa: El incremento del precio de los combustibles fósiles de los últimos meses también debe contribuir a que el consumidor adopte nuevos hábitos en este aspecto. Se ha demostrado además que, por ejemplo, existe un potencial de este sector muy importante en el medio rural y en pequeñas y medianas ciudades. Así, por ejemplo, son reconocidos los ejemplos de éxito de la red de calor implantado en localidades como Soria, Aranda de Duero (Burgos) y Guadalajara o en instituciones como la Universidad de Valladolid, y que actualmente se está instalando en la ciudad de Cuenca. Las potencialidades de la biomasa, además, pasan por la obtención de energía con muy bajo impacto, genera empleo estable y de calidad, es un recurso de proximidad de los productos rurales y supone una menor contaminación.
  3. Derivados químicos de la madera: En este caso, desde UFIL se pone el foco en la obtención de bioproductos de la madera como celulosa, hemicelulosa o lignina. Su interés radica en la potencialidad de que pueda contribuir a desarrollar productos alternativos a los derivados de recursos fósiles, aportando su renovabilidad. De los materiales más prometedores se ha destacado la celulosa microfibrilada (alternativa al plástico), materiales poliméricos derivados de la lignina (destinado a medicina y construcción), biocompuestos (que disminuirán el uso de plásticos) y fibras textiles derivadas de la celulosa que pueden sustituir a las fibras de algodón y reducir, de este modo, el uso del agua.

Respecto al aprovechamiento de los recursos no maderables, UFIL Cuenca ha destacado las siguientes áreas de oportunidad:

  • Producción de resina: En los últimos años se ha producido un resurgimiento del sector resinero español gracias al apoyo institucional y la profesionalización de este tejido productivo. Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura son las tres comunidades autónomas españolas donde se están innovando en toda la cadena de valor de la resina para garantizar un uso sostenible del producto. Se apuesta además por el asociacionismo, que también permite fijar población en entornos con déficit demográfico. El reto es la mecanización y monitorización de la resinación y la creación de un instrumento que dé transparencia al mismo.
  • Productos agroforestales: Es, sin duda, una de las áreas de oportunidad más grandes de todas aquellas que se han detectado desde UFIL. Aquí tendría cabida, por ejemplo, el corcho, frutos silvestres (piñones, endrinas, moras, arándanos), mimbre, esparto, enea, plantas medicinales o aromáticas, musgo, líquenes… todos ellos además para diferentes ámbitos económicos como la agroalimentación o la cosmética. Se trata de un área de oportunidad con grandes posibilidades de innovación y margen de desarrollo dada su sostenibilidad y la creciente de demanda de este tipo de productos por parte de los consumidores. También, en este apartado, podría incluirse la apicultura con la labor procedente del cuidado de las abejas.
  • Micología: Los bosques llevan proveyendo de hongos y setas a la humanidad desde el principio de los tiempos. Son apreciadas por su valor gastronómico y las oportunidades de negocio ligadas a este uso están basadas en el desarrollo de nuevas metodologías de cultivo y nuevas formas de explotación y comercialización. A los usos tradicionales de estos productos, y ya reconocidos por el consumidor, se está experimentando con aplicaciones más innovadoras como la fabricación de aislantes térmicos, composites, tejidos u otros sustitutivos del plástico.
  • Actividad cinegética: Dentro de este sector de oportunidad se incluye tanto el aprovechamiento cinegético básico con la obtención de piezas de caza, como la gestión cinegética basada en la regulación de las especies, buscando guardar la funcionalidad de los ecosistemas. Los productores y gestores de caza cuentan con gran importancia ecológica de manera directa e indirecta en la regulación de las especies a falta de depredadores naturales y, por otra parte, permite la obtención de alimentos de calidad en entornos rurales y sostenibles. Como dato, la caza genera 187.000 empleos en España y supone un 0,6 por ciento del PIB nacional.
  • Ganadería extensiva: Es, posiblemente, la actividad más relevante para la Bioeconomía Forestal desde un punto de vista tradicional. Actualmente adquiere otros valores como su contribución medioambiental (eliminación de material potencialmente combustible) y cultural (gastronomía, patrimonio, trashumancia…). Este tipo de ganadería, en la que el animal no se encuentra estabulado de forma permanente, es una apuesta por todas las externalidades que este modelo de producción genera: dehesas de ibérico o rebaños de ovejas y cabras. La revalorización de los productos derivados de la ganadería extensiva pasa por la apuesta por las Denominaciones de Origen (DO) o las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP).

Respecto a la regulación ecológica, UFIL estima dos grandes apartados:

  • Almacén de carbono: Los bosques cuentan con la capacidad de fijar y “secuestrar carbono” y contribuyen de manera decisiva a mitigar las consecuencias del cambio climático. Este servicio del bosque al conjunto del planeta permite reducir el dióxido de carbono atmosférico generando biomasa forestal. El potencial empresarial de esta área se considera muy alto a corto y medio plazo. Esto es así debido al incremento de iniciativas y actividades empresariales vinculadas al mismo. Se considera, eso sí, que este potencial debe ir en consonancia con las políticas públicas y la predisposición de las instituciones de medir y participar en los sumideros de carbono.
  • Gestión hidrológica y control de la erosión: Los bosques son los grandes reguladores del ciclo hídrico. Sin embargo, hasta ahora no han sido desarrolladas de la manera que se debiera a través de iniciativas empresariales. Cuentan con un freno que es el de la escasa innovación e inversión. No obstante, el potencial está ahí atendiendo a las perspectivas de calentamiento global del planeta y se debe concienciar acerca de la relación entre los bosques y el agua.

Finalmente, el bloque de turismo y bienestar agrupa las siguientes posibilidades:

  1. Servicios recreativos: La crisis sanitaria derivada de la pandemia de Covid19 sufrida por todo el mundo desde marzo de 2020 ha cambiado el paradigma de turismo para muchas personas. El retorno a la naturaleza y a los espacios naturales ha resurgido en los dos últimos años. Se buscan destinos sin masificación y se buscan experiencias sencillas, pero que llenen. El turismo activo y el ecoturismo, por tanto, han experimentado un crecimiento notable y, por ejemplo, las comunidades autónomas del interior de España han visto crecer la demanda de este tipo de ocio. El turista busca sumergirse en experiencias vitales en consonancia con la vida rural. Busca tradición y costumbres, patrimonio y naturaleza.
  2. Servicios educativos: Este apartado está ligado al componente más educativo del ecoturismo, que vive momentos de auge. Comprende actividades de concienciación a través de visitas a centros de interpretación ambientales con visitas guiadas y talleres. Se están utilizando tecnologías de última generación para llevar a cabo estos proyectos con experiencias inmersivas para el turista.

Además, en este estudio se ha recogido que el ritmo de crecimiento medio forestal en España se cifra en torno a 155,6 mil hectáreas anuales durante el periodo 1990-2020. Son datos registrados por el estudio Forest Europe 2020. Por detrás de España se sitúa el resto de países del continente, siendo Francia y Turquía los que le siguen en esta clasificación.

La causa de este incremento se ha producido gracias al aumento en la conciencia de llevar a cabo una gestión forestal sostenible en la que conviven la conservación y el aprovechamiento racional de los recursos forestales, especialmente, a través de la Bioeconomía Forestal.

En definitiva, UFIL recalca la necesidad de atender a estas oportunidades tanto por parte de las instituciones como por parte de todos aquellos emprendedores que deseen llevar a cabo una idea de negocio en torno a la Bioeconomía Forestal. En este sentido, y para dar una dimensión de la importancia de este sector en el conjunto de la economía española, hay que significar que la gestión sostenible de los bosques aporta 69.000 millones de euros de valor a la economía española y genera 1,4 millones de empleos, según los datos del Joint Research Center (JRC) de 2019, Centro Común de Investigación de la Unión Europea.

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