Sí, porque se nos ha dado un premio : LA VIDA. Ha sido creado para ti. Igual que se te ha dado un cuerpo con sus órganos para vivir unos años, se te ha dado la posibilidad de apreciar ese regalo sin tu solicitarlo, fíjate, sin tu mover un dedo para tenerlo. Cada día ese premio se cumple. Cada mes, cada semana, cada segundo cumples tu existencia, no sólo cuando conmemoras por x años. Y se te ha dado la posibilidad en tu corazón de agradecer ese premio.
Alicia en el país de las maravillas decía ” Viva mi no cumpleaños”, pues cada día es de celebración, de dicha, de plenitud, de paz por participar en este acontecer diario.
Cada día fluye la vida y es posible la paz, si lo meditas. Sobre todo la paz interior que equilibra nuestros avatares, circunstancias, nuestras adversidades y entonces íntegramente estás unido en ti.
Y esa paz sentida interior te fija y da esplendor a tu ser interior, tu ser ” más tú”, más íntegro, más esencial que se nos olvida muchas veces.
Esa meditación diaria, ” un ratito al día”. No hay excusas por ‘ no tengo tiempo “. Hay tiempo para todo. Sólo darte cuenta, por ejemplo, de tu respiración, de tu aliento. Viene y va, no hay mayor milagro, y este milagro te acaricia. Se va y luego vuelve. Tan sencillo que es asombroso. De la nada llega el acto más simple, la fuerza más simple. Llega en silencio y trae la vida, sin intervención humana. Esa meditación trae consigo paz en ti en este mundo de guerras exteriores e interiores. Por ello es muy eficaz introducir la meditación en la educación, la psicología y la prevención de la salud integral del ser humano en este encuadre global mente-cuerpo-conciencia.
Aunque son tiempos tumultuosos de guerras exteriores e interiores( el ancla de tu barco bien acoplada e insertada para usarla en el vaivén diario ).Por supuesto, hay que estar en el exterior por necesidades de todo tipo, pero no olvides esa conexión contigo, con tu ser interior.
Somos alumnos de la vida y por ello implica en la jungla de ideas, hechos, plétora de noticias etc, que nos rodea, dejar un espacio donde , fíjate, puedes aprender de ti……y ¿ Es posible encontrar la paz interior en un mundo en guerra ?……Es posible captar esa sinfonía interior a pesar de esas luchas, comprender el valor de cada aliento y reconocer nuestro afán por seguir viviendo, de descubrir la paz que ya está en nuestro interior desde que nacimos…..es cuestión de ir simplificando, eliminando en tu meditación diaria todo lo demás exterior por unos momentos e ir encontrando el sosiego interior. Es nuestro, aparte de otros regalos, el obsequio innato sin nosotros pedirlo….y adviene la serenidad, la paz y la alegría inherente a nosotros mismos.
Cuando ejercía de psicólogo, una entre otras preguntas que hacía era : ¿ Quién es la persona más próxima, cercana a ti ?. Casi todos me contestaban ” o mi mujer, o mi marido, o mi hijo o hija, o mi padre, o mi madre etc, ” . No se daban cuenta que la persona más próxima,cercana eres tú mismo. Es decir, en sus problemas se habían olvidado mayormente de estar conectados consigo mismos, sin verdaderamente respetar sus auténticas necesidades, anteponiendo los demás a su sentir, percibir. Y así su ser interior es como si estuviera soterrado. Imaginaros una cebolla con su cogollo, las pieles de la cebolla que van cubriendo el corazón de la misma y distanciándose cada vez más del cogollo. Las pieles representan los roles, papeles que tienes en tu vida, los quehaceres cotidianos, que no hay que olvidarlos…..pero ello los llevaba a ser generosos, dadores con los demás pero olvidándose de ese tierno corazón propio, de ese cogollo que hace sentir plenitud y gozo en la vida. ¿ Y qué pasaba en los pacientes ? : Que de tanto dar a los demás se distanciaban de sí mismos, y me comentaban que al final del día se sentían vacíos y ello les producía tristeza, frustración y decepción por no cuidarse plenamente ellos. No existía una auténtica conexión afectiva consigo mismos. Desconocían el cómo restaurar su persona. Desconocían el recorrido hacia la fuente de paz interior en un mar de dudas y adversidades interiores y exteriores. ”
” Amarás al prójimo como a ti mismo” . El ” ti mismo” olvidado con el quehacer diario les iba quitando conexión real con verdadera consigo mismo y necesitaban una humilde guía psicológica, mental y de conciencia integral plena. Cuando aprendían a conectar en relajación con el verdadero niño interior(abrazándolo) experimentaban gozo y sensación de paz no sin llorar y reír a la vez. Se encontraban a sí mismos.
Claro que es posible la serenidad interior en este mundo actual ” tumultuoso”. Somos de base Resilientes, capaces de superar las adversidades, saliendo más fuertes y flexibles, y firmes en la a vida. La educación familiar, escolar y universitaria ha de reforzar los conocimientos y prácticas Resilientes y la práctica de la Relajacion- Meditación.
La paz es posible en este mundo ” guerrero” educándose en Resiliencia y proyectando Resiliencia, sabiendo que los pilares de la misma con buenas relaciones afectivas con los demás y consigo mismo, capacidad de percibir la realidad y programar nuestras decisiones y conductas, el sentimiento de control que lo llevamos dentro, autoestima( confianza) favorable, pensamiento positivo y esperanzador y los motivos que tenemos para vivir.
Es posible la paz, es posible encontrar esa belleza interior, sin necesidad de catalizadores externos. Es posible ser resiliente. En eso consiste el conocimiento de sí mismo. Aceptarlo, reconocerlo en nuestra vida y sentir esa satisfacción.
Invertir no sólo en el exterior sino en tu corazón, en lo que te da un rendimiento sin obligaciones. No tienes que alcanzar la nube para conseguir el agua que necesitas, la nube la trae y te la alcanza. Así que ya sea una cascada, un río ( por ejemplo El río Júcar a su paso por Cuenca), o un arroyo, acércate a ella con esa sed del corazón y un poco de humildad, con cierto deseo de saber cómo un estudiante que confía y escucha. Deja que tu corazón juzgue. Entonces podrás disfrutar sabiamente de cada momento de tu vida. Aunque con guerras interiores y exteriores es posible la paz si sabes descubrirla, meditando un ” ratito al día”. Descúbrela, búscala y la encontrarás. Te está esperando cada momento. Es un lujo que tenemos dentro y lo buscamos siempre fuera con catalizadores. La paz interior es posible y confía.