En Cuenca capital y provincia se concentran gran cantidad de personas decididas y con espíritu crítico que desde diferentes ámbitos impulsan los sectores profesionales en los que trabajan. El talento y las personas son el signo indiscutible de futuro de este territorio. Actúan como co-creadores de la identidad conquenseque se renueva día a díahacia proyectos motores de crecimiento que benefician a la ciudad en su integración con los pueblos de la provincia y donde la capital es el epicentro de influencia y desarrollo socioeconómico. No es tanto que los pueblos de la provincia necesitan a Cuenca o a Tarancón, sino que para crecer todos juntos es necesario establecer una relación de simbiosis única que conecte lo rural y lo urbano y todo ello con un más allá, Madrid, la capital de España y el puerto marítimo de Valencia que a su vez nos unen con el mundo. Esta relación simbiótica aprovechada de un modo óptimo y en el contexto actual sociológico y de transformación digital es la mejor semilla de revitalización.
En todo ese proceso, existe un hilo conductor directamente vinculado a las comunicaciones en general y en el que la sostenibilidad ferroviaria tiene un papel importante, tanto como la actitud para abordarla, que no es otra, que la de fluir con la estrategia planteada en el Pacto Verde Europeo. Todas las vías de comunicación que existan en una zona con escasa población son pocas para conseguir el Reto Demográfico del crecimiento económico y asentamiento de población. No por su complejidad, debemos rendirnos en el objetivo de encontrar soluciones lógicas y logísticas.
Los habitantes de Cuenca capital o de Tarancón somos responsables de haber elegido para esta legislatura un gobierno que no ha estado a la altura de un momento decisivo para el desarrollo integral de ambas ciudades y ello ha incidido negativamente en los pueblos de la provincia, en los que se ha producido un estancamiento. Han tenido la oportunidad de conectarnos a algo grande que nos beneficie a todos, de innovar y ampliar el sector logístico de la región y no han sabido aprovecharlo para sembrar bases de crecimiento a futuro. No se trata de carreteras contra ferrocarriles y de generar más conflictos de intereses donde ya hay demasiados, se trata de innovación digital y de integrar la movilidad de personas y mercancías como un recurso de empleo y atracción de empresas.
En una sociedad que está adormecida por la incertidumbre, la sobresaturación de información negativa y falsa que nos invade a través de los medios de comunicación incrementada por los dispositivos móviles, la probabilidad de convertirnos en víctimas de la manipulación mediática crece. El hecho de que se creen grupos libres y diversos basados en el respeto, con inquietudes de opinión, cultura y visibilidad de los grandes errores políticos, beneficia nuestro espíritu crítico colectivo y nos permiten elegir mejor. En la Liga del Tren Convencional de Cuenca ha emergido en esta legislatura una nueva realidad que ha unido a personas de diferentes posiciones frente a una injusticia social. Este grupo dispar políticamente hablando porque a nadie se le pide carnet, crece en el día a día en acciones, ha viajado hasta Europa, y consolida la verdadera resiliencia de un territorio vivo. En su conjunto no es una plataforma y aunque se conforme por variadas organizaciones e individualidades personales, no se trata de un colectivo, sino de un conjunto de personas que persigue un bien común.
Porque en el tema del tren no se trata de luchar, sino de fluir con la sostenibilidad ferroviaria que propone Europa como motor de desarrollo para Cuenca, aunque ese horizonte se atisbe muy lejano. No se trata de vencer, sino de convencernos a nosotros mismos de nuestra riqueza y potencial. No se trata de resistir sino de persistir como sociedad que no tiene miedo a los cambios y los analiza para el beneficio de todos. No se trata de aceptar con sumisión y sin capacidad reflexiva la posición de cola en la que nos ha situado el gobierno socialista en bloque en esta legislatura perdida para Cuenca y su provincia. No se trata de rebelarnos contra las instituciones, ni de derrumbarnos en batallas infructuosas o concentrarnos para resignarnos o lamentarnos. Se trata de fluir, como lo hace el Júcar y el Huécar, de unirnos a una causa que ofrece una visión de una realidad diferente a la que muestran los Señores “X”, para presentar algo que se les ha ido de las manos, que han desperdiciado y que supone una apuesta de futuro para todos los conquenses.
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