Todo se cumplió. La Semana Santa 2022 volvió a conquistar el corazón de la ciudad y, Cuenca, devolvió ese abrazo a la celebración que, un virus, arrebató durante dos primaveras.
Miles de historias, guardadas en lo más profundo de los corazones, afloraron en forma de sentimiento en la población nazarena con el comienzo de la Semana Grande.
El paso de las tallas convertía los rostros de nazarenos y espectadores en improvisadas cascadas de lágrimas; un compañero enfermo, un hermano perdido, un reencuentro inesperado, un abrazo lleno de recuerdos…fue un año en el que las almas se encontraban enfermas de corazón, suponiendo la Semana Santa, la medicina ideal para devolver al nazareno ese ánimo y devoción que nos traslada al perfecto Gólgota engalanando el casco antiguo de la ciudad.
Por fin, numerosos niños participaron acompañados por sus padres, para continuar esta santa tradición en la que, de generación en generación, los desfiles futuros, tienen nombre y apellidos. El futuro está garantizado.
Del mismo modo, la participación de nazarenos y espectadores batió récords, recordando la fuerza con la que mana agua de la fuente nazarena conquense.
Incluso las nubes amenazaron algunos momentos, pero, desde el cielo, los nazarenos participantes de la procesión celestial, se encargaron de empujar las nubes que campeaban sobre el paso de los desfiles, ayudando, de este modo, a rendir culto y recuerdo que, todos en la memoria, procesionan en nuestros adentros. ¡No podía salir nada mal!
Volvió el olor a cera, el frescor de las palmas, el golpe de horquilla, cantos de oración, miserere, toques heráldicos, la pasión camino del calvario, y, bandas de música exhibiendo concierto durante los recorridos, haciendo de este modo, más emocionante, si cabe, los homenajes que se sucedieron durante cada uno de los desfiles. Muestra de ello, el recibimiento que, la Banda Municipal de Cuenca, otorgó a la Semana Santa en la plazuela de San Andrés, la mañana de Domingo de Ramos, con el trío final de “Entre Palmas y Ramos”, provocando nudos de emoción en las gargantas de todos los allí presentes. Había dado comienzo el principio del fin, de una semana para la historia.
¡Amigos!, debemos creernos, de una vez por todas, que nos encontramos en el foco mundial cada primavera conquense, fruto del trabajo que, durante décadas, se ha ido cuidando y mimando los detalles que hacen grande nuestra Semana Santa.
Nos hacemos respetar porque somos respetuosos. Cada vez somos más porque reina la palabra hermandad. Somos una llama cada vez más difícil de apagar. Somos…SENTIMIENTO.
Debemos tener presente que cualquier descuido nos puede hacer retroceder o incluso, perder ciertas señas de identidad, las cuales, nos han hecho grandes.
Cuidemos nuestro patrimonio musical, el cual es, de gran calidad, gusto y acorde a nuestros desfiles que, en ciertos aspectos, estamos dejando de lado.
Disfruten la Semana Santa 2023. Seguro estoy que, daremos lo mejor de cada uno de nosotros y, si mantenemos un gran nivel de SOLIDARIDAD Y RESPETO, entre procesiones, hermandades y nazarenos…CONTINUAREMOS HACIENDO HISTORIA.
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