Beatriz Jiménez Linuesa representa el liderazgo de mujer que se ha propuesto romper el techo de cristal para alcanzar la alcaldía de Cuenca. Ya superó otras barreras invisibles en su vida política y siempre lo hace de un modo sutil, centrado y moderado, generando cambios que se introducen con una sonrisa, sumando personas a su modo de ver la vida y ofreciendo soluciones a los problemas que se plantean en la sociedad, renunciando a lo sencillopara afrontar lo complejo, entregándose de un modo arrollador y rodeándose de un equipo cohesionado, competente, que ofrece confianza y que ella pone al servicio de las personas de cada uno de los barrios, rincones y pedanías que conforman Cuenca. Personas así son muy necesarias para conseguir que todos vivamos mejor y con más prosperidad. Y es que a la Bellísima Cuenca se viene a ser feliz.
Ella es ese espejo en el que pueden verse reflejadastodas las personas que lo desean, por la fuerza, entusiasmo y frescura que transmite y que encarnamos en algún lugar de nuestro interior. Sabe cómo identificar la realidad y proyectarla con jovial elegancia hacia un escenario de desafíos basados en el establecimiento de alianzas. Desprende energíapositiva aferrada a la realidad y por ello no vende respuestas fáciles ni cambios instantáneos y sin embargo dispone de la herramienta para sembrar la esperanza que agilice y transforme la inmovilidad en la que han instalado a Cuenca. No vende recetas mágicas pero es como un bálsamo de aire fresco para la capital de una provincia a quien le han pasado cosas terribles e injustas, que han dejadoenmudecidos a muchos e indignados y débiles para la reacción a otros y tirados en el suelo con las alas rotas cuando deseaban volar. Beatriz no suelta nunca la realidad, es consciente de lo que le han transmitido los conquenses y precisamente por su conocimiento de la verdad está preparada para asumir el reto de Cuenca y trascenderlo.
Lo que ella y su equipo lideran no es una utopía.Ya existe, es real y son las oportunidades de crecimiento, el talento de personas con vocación de Servicio Público, las buenas relaciones nacionales y europeas de una organización que ofrece solvencia y estructura capaz de potenciar la gestión de los grandes retos de crecimiento que todos ellos ya hancomenzado a asumir. Beatriz Jiménez Linuesadisfruta con su sentimiento de amor por Cuencacomo tú y como yo, con el deporte, con sus paseos familiares por los senderos, con el Arte y el Patrimonio, con la Semana Santa, con las Mujeres y los Jóvenes Empresarios, con las Cofradías, con su cercanía al Colegio de Arquitectos, tan necesario para transformar y apuntalar la Bellísima Ciudad Patrimonio de la Humanidad más verde del mundo que casi se derrumba y no solo en el sentido metafórico de la palabra. Ella, tan cercana a las empresas que dignifican el territorio generando empleo y ofreciendo servicios y productos de calidad diferenciada, ella al lado del sector de la hostelería y el turismo, de la cultura y del extenso tejido social que apoya las necesidades de una ciudad con grandes dificultades de accesibilidad física, psíquica, cognitiva y sensorial, de una ciudad demográficamente envejecida que reclama ser cuidada, para coser las verdaderas brechas, que son las sociales.
Con su iniciativa de escuchar todas las propuestas que ha dado la calle ha encontrado las soluciones que le han reflejado las mujeres y hombres de Cuenca, la bellísima ciudad de alto valor que ha esperado detenida su proceso de crecimiento en un continuo “ea” sabe la forma de mover sus pasosrítmicos para seguir hacia adelante. El pasado sábado, con su presentación de competencias transversales, se convertían en banceros porteadores de retos realistas y de cambio moderado para unaciudad que valora la buena gestión, la creatividad y el talento de las personas, la fortaleza de las mujeres y a la que le ha llegado el momento de influir positivamente en su futuro.
Beatriz Jiménez Linuesa también eres tú, cuando en el silencio sonoro de la decisión o en la alegría melancólica te reflejas en el espejo de todo lo bueno que esperas para tu capital, cuando cuentas los días para celebrar que un nuevo techo de cristal ya no existirá en la Bellísima Cuenca.