En mi etapa de concejal independiente en el grupo municipal socialista del ayuntamiento de Cuenca, propuse una moción que, por el momento, llamaremos “Hyperloop”.
Es gracias al apoyo y confianza de mi compañera y amiga Maria Jesús Gómez del Moral, portavoz del grupo, que la misma fue presentada y discutida en el pleno de la corporación. Hablamos del año 2018.
La propulsión de un convoy mediante levitación magnética dentro de un tubo al vacío (que eso y no otra cosa es el llamado Hyperloop) no era, ni siquiera entonces, una idea novedosa o revolucionaria. Su implementación técnica y comercial si era, y aún lo es hoy, un empeño a la altura de este tiempo de grandes revoluciones científicas y técnicas.
Varias cuestiones eran evidentes, para quien quisiera verlas, ya en 2018.
Los imperativos de ahorro energético impulsaban las inversiones en formas de transporte ferroviario de muy alta velocidad, capaces de competir incluso con el transporte aéreo.
Nuestro país, con capacidades en ingeniería de alto nivel, apostaba fuerte por este proyecto, con centros relevantes de I+D+i en Málaga y Valencia.
Cuenca, vista desde dentro, es una ciudad acomplejada, pero vista desde fuera es una ciudad atractiva por su historia y configuración, y por su privilegiada situación y conexión por Ave entre Madrid y Valencia.
Los terrenos de Renfe, de triste actualidad, eran entonces y siguen siendo, un espacio para el futuro que merecemos, no la decadencia que tenemos. ¿Terreno para un prototipo Hyperloop?
Es en este contexto que la moción a la que me he referido, pretendía únicamente algo tan sencillo como postular nuestra ciudad para albergar el desarrollo del prototipo que, de una u otra forma terminaría por ser necesario como paso previo a evaluar la viabilidad técnica y comercial de este ambicioso proyecto.
Ser los primeros en pedirlo nos otorgaba, es evidente, una ventaja competitiva.
Pero ni la moción fue aprobada, ni el partido socialista ha hecho mayor caso de la misma en esto años desde sus amplias competencias de gobierno.
Con motivo de la moción, un ingeniero consultor del proyecto Hyperloop contactó conmigo, vía correo-e. No quise devolver el contacto, para no tener que decirle que la moción había sido, y sigue siendo hoy, motivo de chanza.
Y como el tiempo pone todo en su sitio, aquí estamos, en este año de 2023, y aquí vemos como el Consejero de Fomento afirma (8 de mayo) que Castilla-La Mancha quiere atraer “trenes bala en tubos de vacío” que circulan a 1.200 kilómetros/hora (Hyperloop). También que la región se postula como sede de un centro pionero de ensayo de este tipo de prototipos.
Daré por hecho que nuestro consejero está pensando en Cuenca para este proyecto, porque si no, esta historia va a pasar, sin solución de continuidad, de la risa al llanto, y de la comedia a la tragedia.
Continúo en política porque a mí, un futuro de ambición y sin complejos para Cuenca no me mueve a la risa, me mueve al compromiso.
Para terminar. El ambicioso proyecto de Hyperloop en Cuenca nació de otra moción, esta defendida por mi compañero de grupo municipal, Víctor Manuel Alijas, de instalación en Cuenca de la gigafactoría proyectada por Tesla. ¿Era posible?, pues tan posible como lo ha sido la instalación en Talavera del cuarto centro de datos mundial de META.