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Cuando los punkis nos vamos de marcha (a la sala Rothus)

Aunque todas las miradas estuvieran puestas sobre el mítico Loquillo, el pasado viernes 4 de agosto la sala Rothus acogió las actuaciones de Kanker y Añikos, dos jóvenes bandas conquenses que llenaron la sala con un enérgico punk en el que las guitarras, los pogos, los gritos y el espíritu antisistema tan propio de este género alternativo se hicieron protagonistas de una noche para el recuerdo. 70 entradas vendidas superaron las expectativas y escribieron en piedra el éxito de la velada, un éxito para la organización, las bandas y la música joven de la capital conquense. El futuro está asegurado.

Una guitarra curtida, una enérgica batería y un bajo vertiginoso, ¿qué más se puede pedir? Eran las nueve menos cuarto cuando la sala Rothus abrió sus puertas, Añikos fueron los encargados de dar el pistoletazo de salida a la noche. Aún siendo esta su primera actuación sobre el escenario de un local privado, hicieron botar al público entre temas propios y covers de grupos tan famosos dentro el género como Eskorbuto. Durante la actuación el bajista y vocalista de la banda anunció que el primer álbum de la agrupación ya estaba grabado en su totalidad, por lo que muy pronto se esperan nuevas noticias sobre su lanzamiento.

Por su parte, Kanker tomó el escenario sobre las diez de la noche. Tras el concierto anterior el ambiente de la sala Rothus estaba eufórico, por lo que el joven grupo conquense fue recibido por un más que entregado público que al final de la actuación se abalanzaba contra el escenario, literalmente. Pogos, gritos y puños en alto conformaron algunos de los puntos álgidos de la noche. Si en algo destacó la sesión de Kanker fue en una puesta en escena donde, de forma textual, la vocalista escupió sangre al ritmo de Larsen, y en la variedad musical que presentaron. Una variedad que agrupó en un mismo concierto a Manolo Kabezabolo, las Grecas y alguna canción tradicional como ¨en la plaza de mi pueblo¨.

Solo se puede resumir la noche como un éxito, aunque cabe destacar el mérito de ambas bandas en cuanto a organización. Como agrupaciones emergentes, asumieron con entusiasmo casi toda la carga de trabajo previa que supuso planificar el evento. Un ejemplo claro de que a estos dos grupos les sobran ganas por seguir trabajando, creando música y dotando a la ciudad de ambientes alternativos al modelo de fiesta que plantea la música comercial. Kanker y Añicos, dos grupos que darán que hablar, y dos granos de arena para el enriquecimiento cultural de Cuenca.

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