Cultura

La suelta de vaquillas volvió a Tarancón tras 23 años

El tradicional galopeo de las fiestas de Tarancón vivido la pasada mañana del día 7 en las calles de la localidad no acabó con la energía de ningún taranconero y, tras 23 años, las vaquillas han vuelto a soltarse en el municipio conquense. Una decisión tomada por el comité organizador de fiestas después del buen recibimiento de actividades celebradas el pasado año como el Gran Prix.

El evento ha tenido lugar en una plaza instalada con motivo de las fiestas cerca del centro de especializaciones. Aunque su comienzo estaba previsto para las cinco en punto, ha terminado dando inicio sobre y media, cuando la afluencia de público era la adecuada. Las gradas se iban llenando paulatinamente, en orden de mayor a menor sombra, aunque el calor estaba asegurado para todos. Fueron muchos los vecinos que decidieron acudir a la cita, familias con niños, grupos de amigos cagados con neveras de bebida fría y veteranos aficionados a la tauromaquia disfrutaron de una tarde de vaquillas en la que reinó el respeto y el buen ambiente.

El público esperaba ansioso la suelta del primer res mientras otros le aguardaban estirando gemelos en la propia arena. Al principio fueron pocos los que se atrevían a tentar al animal, pero poco a poco el ambiente iba creciendo y cada vez más vecinos . No tardaron en salir a pasear los capotes, aunque para más de uno una simple chaqueta era más que suficiente para sentir que estaba lidiando una faena en Las Ventas. “¡Olé! ¡Torero!” no dudaba en gritar la grada cuando algún vecino lograba hacerle el más mínimo pase a las vaquillas, aunque también había algún que otro gracioso que lo gritaba de forma irónica cuando el animal embestía a un desafortunado participante. Porque sí, no hubo que atender ninguna lesión, pero embestidas no faltaron. Recordar el caso de un hombre que bajó al ruedo con ilusión, miró de frente al animal con intención de efectuar un hábil recorte y terminó dando tres vueltas arrastrado por el suelo, eso sí, sin soltar el cigarro. Aunque también es de mencionar que varios de los asistentes sí que parecían tener más conocimiento y habilidad en el arte taurino. Se vieron recortes bien efectuados y algún bonito pase de capote.

Desde la organización del evento se instaba por megafonía a que más mujeres bajaran a la arena y no fueron pocas las que acudieron a esta llamada. Al final, entre hombres y mujeres, acabó la grada medio vacía. Un gran número de asistentes acabó bajando y golpeándose en las entradas de las barreras, aunque estás de poco sirvieron, porque corriendo con el novillo detrás estas barreras no parecían tan altas para muchos participantes que optaron por saltarlas directamente.

La vuelta de esta tradicional suelta se tradujo en un éxito rotundo y una gran tarde entre vecinos.

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