La Sala La Escalera de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca acoge desde este martes la instalación Morgane, de los artistas César Portilla y José Manuel Ruiz.
Los creadores forman parte de un montaje en el que los distintos elementos, cada uno con su propia narrativa, se distribuyen a lo largo de un amplio espacio blanco: una grieta desde la que se ve lo que ocurre al otro lado de la pared, barreños que recogen agua, un colchón manchado, una pareja comiendo, un mensaje de silencio y una grabación que nos cuenta la historia de la protagonista, Morgane, una mujer que quiere deshacerse de su horno eléctrico, pero se siente capaz de tirarlo a la basura.
El relato, escrito por el artista ecuatoriano César Portilla y narrado por la actriz Sara Casasnovas, es el punto de partida de esta instalación en la que los artistas han trabajado durante un par de meses y que ha ido cogiendo forma a través del intercambio de ideas de cada uno y la introducción de elementos para probar cómo se interrelacionan entre sí.
“Cuando se trabaja una instalación de este tipo se buscan diferentes dispositivos visuales que funcionen y entre los que pueda existir”, explica el toledano José Manuel Ruiz a Europa Press.
“Además, nos gusta trabajar con diferentes medios y técnicas: proyección de vídeo, escultura, texto, audio, interpretación. Se trata de una instalación que acoge los diferentes lenguajes del arte contemporáneo”, precisa, para agregar que “la idea era que fuera una instalación que funcione todo en conjunto”.
El hijo conductor de todos los elementos “es la propia sala, el plano arquitectónico en el que se sitúa la instalación, que nos permite trabajar en tres secciones”, añade Ruiz.
Los elementos artísticos se reparten para que el espectador establezca conexiones entre ellos.
Proponen un recorrido y en algunos casos suponen hasta una pequeña “trampa” para los visitantes, como ocurre con los barreños que recogen una gotera que no se ve pero trata de estar presente.
“Nos interesaba salirnos de lo habitual, que es trabajar en las paredes, además de recrear un espacio que no invita a quedarse demasiado, porque puede ocurrir algo que excede a las posibilidades del espectador”, detalla el toledano.
Su compañero apunta también que les interesaba mostrar cómo se pueden resolver obstáculos con pequeños elementos.
Respecto al relato que da nombre a la instalación, Portilla comenta que Morgane “es un personaje que duda mucho de las cosas que hace y que se encuentra en una situación que puede interpelar a más gente”.
Morgane estará en la Facultad de Bellas Artes del Campus de Cuenca hasta el día 27 de octubre.
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