Cultura

Los Reyes Magos apartan las nubes para que los pequeños de Cuenca disfruten de su cabalgata

El primer regalo que hicieron los Reyes Magos a los niños y niñas de Cuenca en este 2024 fue apartar a las nubes de su camino para que la única lluvia que se viera en la cabalgata fuera la de los caramelos que volaban de las carrozas. Melchor, Gaspar y Baltasar recorrieron las calles de la capital conquense abarrotadas a pesar del frío, que se llevó mejor después de un viernes desapacible que puso en jaque al cortejo real hasta poco más de una hora antes del comienzo del desfile.

El agua obligó a cambiar algunas cosas en la cabalgata y por seguridad no pudo participar la escolta a caballo, pero el resto de componentes del pasacalles emprendió el camino desde la calle Hermanos Becerril poco después de que el reloj marcara la hora prevista. Encabezaban el desfile los Amigos del Carnaval, seguidos de la batucada de San Antón, Sambas Colgadas, encargadas de marcar el paso al resto de participantes.

Los dulzaineros de Tiruraina y Pipirigay, con la ayuda de los gigantes y cabezudos, aportaban la nota más folclórica a una cabalgata de Cuenca en la que se vieron hadas que flotaban sobre sus patines y piratas que hacían malabares.

Junto a los Reyes Magos de Oriente, recibidos con vítores desde las aceras en los diferentes tramos de un desfile que alcanzó su mayor esplendor en Carretería, los grandes protagonistas fueron los pequeños de los barrios de Cuenca, que desde lo alto de sus carrozas y ataviados diferentes trajes temáticos repartían con generosidad los caramelos.

La cabalgata transcurrió a un ritmo bastante ágil y en torno a las ocho de la tarde el desfile había terminado y los Reyes se marchaban al Edificio Iberia para recoger las últimas cartas de los pequeños conquenses, que se acostarán pronto esta noche para que llegue lo antes posible la emocionante mañana del 6 de enero.

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