Cultura

Andrés Suárez exhibe voz y generosidad en su debut en Cuenca

Andrés Suárez debutó con buena nota en Estival Cuenca gracias a un concierto al que se presentó sin más armadura que su guitarra, pero con una voz poderosa como arma y bastante munición en los versos de sus nueve discos, ocho escritos para su ex, como él mismo explicó a los asistentes que abarrotaron el escenario Solán de Cabras del Parador. Es una maldición habitual que el poeta dedique sus mejores estrofas al amor que ya se ha ido en lugar del que está presente, pero el cantautor tiene, al menos, la oportunidad de exorcizar las penas compartiendo las canciones con gente que, quien más, quien menos, ha pasado por ese estribillo.

El gallego, con unos veinte años de carrera a sus espaldas, no se molestó en disimular los nervios iniciales, pero tampoco tardó mucho en convertirlos en energía para coger carretilla. Descorchó pronto su voz cargada de personalidad y potente, incluso a capella, para contarle a las hoces sus sencillas historias de amor, de olvidos, de distancias y añoranzas, dejando también alguna pincelada reivindicativa.

Ya más tranquilo se presentó ante sus fieles seguidores y seguidoras en el que era el primer concierto de su carrera en Cuenca y las canciones de desamor se mezclaron con sus comentarios personales, cargados de buen humor.

Una de las mejores virtudes que demostró Andrés Suárez en el escenario fue la generosidad. Lo hizo, como él mismo explicó, siguiendo las enseñanzas de Pablo Milanés, que le apoyó cuando daba sus primeros pasos en el mundo de la música. Por eso invitó a subirse al escenario a dos cantantes conquenses: la sanclementina Laura Moreno, que había abierto la velada con al que es su tercera participación en Estival, y Alicia Castillo, natural de Villar del Horno, que empezó en la música inspirándose en el trabajo de Suárez, con el que ha compuesto una canción.

En la recta final del concierto el público coreó con mayor ímpetu las canciones del gallego, que a pesar de que empezaba a sentir frío, porque había venido sin armadura, pero tampoco se había traído rebequita, no escatimó esfuerzos e improvisó un popurrí de algunas canciones antes de cerrar la actuación con No saben de ti, cantada junto al público de Estival y rematada con guitarrazos de satisfacción por el cantante, que manifestó su deseo de regresar a Cuenca con la banda al completo.

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