Opinión

¡Que trabaje Rita, yo también quiero vivir de paguitas!

Desde que el Gobierno más progresista de la historia (y de la galaxia) anunció el Ingreso Mínimo Vital, toda la fachosfera salió en tromba a criticar la medida. El término “paguita” era moneda de curso legal en las más variopintas disputas dialécticas entre los que se tiraban de los pelos por que se pronunciase “elle” o “todes” y los todólogos expertos esta vez en Derecho constitucional con la disparatada Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual hecha por la marquesa desde Galapagar. Quizás en seria competición por ocupar la primera plaza del debate visceral en el bar Pepe de cualquier lugar, estarían los MENAS, acrónimo que usan cobardemente para no decir, que de lo que están hablando es de ir con buques de la armada a juagar a hundir la flota con menores dentro. El grupo Vasco Lehendakaris Muertos suele tener una canción en el repertorio de sus conciertos que nos habla de como prevenirnos de sufrir estas conversaciones. El detector de gilipolleces. Y a la vista está, si empiezas a escuchar esos graznidos, mira sus muñecas, y si ves el detector en colores rojo y gualda, o verde oliva, huye.

Juan Carlos Monedero dedica un libro entero a como a través de los discursos y de las palabras, se reconfigura la realidad. El libro El Gobierno de las Palabras es toda una declaración de intenciones. George Lakoff, un lingüista cognitivo, nos habla de los marcos lingüísticos. “Son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo (…) y conocemos los Marcos a través del lenguaje”. Ningún discurso por simple que parezca en la actualidad está articulado de forma pueril. Son constructos creados para transformar la realidad en una dirección u otra. No es lo mismo hablar de escudo social que de paguitas cuando hablas del Ingreso Mínimo Vital. Hay toda una batalla que no se está dando en este terreno. Nos hacen ver que las ayudas a la clase obrera son un despilfarro, pero luego no dicen ni mu cuando con dinero público se subvencionan por la puerta de atrás, cosas menos nobles.

Si vamos a hablar de paguitas, ¡hablemos de paguitas! En los últimos años estamos conociendo todas las paguitas que se están dando en b desde la televisión de Castilla la Mancha, por poner algunas cifras: en 2016 la empresa conquense Maxi Toro se llevaba 40.000 euros por derechos de grabación y retransmisión de la corrida de toros el 20 de septiembre. Toros Paltorero se embolsaba otros 30.000 euros por retransmisión de la corrida de toros de Manzanares en 2018, otros 35.000 por otra retransmisión en Toledo para Toneroma. Por si las cifras nos parecen excesivas, es mejor tomarse algo antes de seguir leyendo: 119.000 eurazos que se embolsa Toros Paltorero de golpe y porrazo por una especie de concurso en 2019 y otros 57.000 en 2020 por una corrida en Brihuega. La peña taurina de Tomelloso se embolsa 31.000 euros por la retransmisión de la corrida en Tomelloso, en 2022 unos 60.000 euros caen esta vez para Anochecer Taurino por unas corridas de rejones, y nada más y nada menos que una paguitiña de nada, unos 156.000 euros para el ciclo de novilladas “promesas de nuestra tierra”. Page, invirtiendo en talento. Todo un dineral que nadie cuestiona, entre otras cosas, por que muy poca gente lo sabe.

Las anteriores cifras están cogidas al azar, sólo se ha intentado que fueran al menos una por cada año desde el 2016 hasta el 2023. El documento de Transparencia de Castilla la Mancha Media es de una extensión de 66 paginas a modo de Excel, que si entiendes un poco te puedes hacer una idea de la locura de datos que pueden aparecer. Imagina una media de 20.000 euros por corrida en pueblos de las provincias de Cuenca, Albacete, Guadalajara, Ciudad Real o Toledo, de no más de 3 o 4 mil habitantes y a las que no va ni el Tato. Preguntando a algunos artistas locales sobre lo que cobran por tocar en las fiestas de los pueblos, nos arrojan cifras de entre 800 a 1.200 euros, o como a los chavales de Forrasao grupo conquense del Provencio unos 700 euros. Al menos con estos músicos, los que acaban en el suelo son los punkis de los conciertos bailando, no como le pasó a Ortega Cano en la localidad de los forretes, donde el Ayuntamiento contrató a un septuagenario para hacer la croqueta. Esta vez, el atropellado fue él.

El gobierno de Castilla la Mancha esta subvencionando de forma encubierta una industria que no se aguanta por si sola, como hemos visto recientemente en Villarrobledo o Mota del Cuervo. Villarrobledo suspende por segunda vez la corrida y la empresa achaca lo sucedido a que no se vendían las entradas. El año pasado San Clemente se sumó a la fiesta de suspender corridas y este año son los moteños quienes se han animado. ¡Que siga la fiesta! Es curioso que en pueblos como San Clemente que en la actualidad no tienen ni Biblioteca (los libros están por los pasillos) ni Aula UNED (pese a que se anunciara su apertura hace ya cuatro años) vayan a por su tercer evento taurino de este año. Supongo, que serán las prioridades de su alcalde y de sus concejales. Ya saben eso que decía julio Anguita, “a un buen español le puedes poner un capote y sale a por el toro. Le pones un libro delante y sale corriendo”. Aquí debe de haber mucho buen español. No veo a nadie quejarse de quedarse sin Biblioteca o Universidad.

En la actualidad yo mismo estoy cobrando el Ingreso Mínimo Vital. Estas son las paguitas que les molestan, no los cientos de miles de euros que se gastan en retransmisiones de corridas de toros en plazas cada vez más vacías. Les molesta que con esas ayudas paguemos el alquiler a nuestro casero, que compremos la fruta en el mercadillo o que vayamos a la panadería, la librería etc. ¡Y que no te vean en un bar! Pueden ver al Juancar (nuestro Puigdemont patrio) en yate y gafas de sol, sin rendir cuentas en los juzgados, pero ven a un parado en un bar y se convierten en Don Pelayo. En fin, moral del esclavo. Las ayudas sociales revierten en el círculo más próximo. A veces, sólo por egoísmo, algunas personas deberían ser un poco más inteligentes y no caer en los discursos de la extrema derecha. A la tendera que me hace las foto copias para los apuntes, le pago con el IMV, al panadero le pago con el IMV, cuando compro una camiseta o unas zapatillas idem. La luz, el agua, el alquiler… Sabe dios donde irán las millonadas de euros que les inyecta Page en b a esa anomalía social disfrazada de Peaky Blinders rurales.

Dicen que sirven para fomentar vagos y que la gente no quiera trabajar. Pero no es cierto. Sirve para que mucha gente que ha tenido un traspié en esta vida se recomponga. Y si tiene que haber alguna crítica, es que ni mucho menos es suficiente. Nadie vive dignamente con esto. Son un parche.

Como he dicho antes, yo desde hace relativamente poco estoy cobrando el Ingreso Mínimo Vital, y en mi caso me sirve para poder continuar con mis estudios de grado universitario o poder empezar el máster este curso que entra y realizar entre medias cursos relacionados con la carrera que estoy cursando de Trabajo Social y tener al menos un escudo social que no me haga dejar algo por lo que llevo tanto tiempo luchando. Seguro que les molesta que con sus impuestos paguen mis estudios. Si les molesta menos que con sus impuestos se maltraten animales, el problema lo tienen ellos, no yo.

Ojalá y las paguitas nuestras fueran como las suyas, entonces sí;

¡Viva el derecho a la pereza, viva Lafargue y que trabaje Rita!

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