Opinión

El proyecto de Estatuto de Castilla-La Mancha en la encrucijada

Fernando Casas

El nuevo Estatuto presentado por los grupos mayoritarios, PSOE y PP, para su tramitación en las Cortes de Castilla-La Mancha se encuentra en  la encrucijada o en una situación difícil. Lo que ha puesto en dificultades la reforma del Estatuto es el acuerdo de financiación del PSOE y Esquerra democrática de Catalunya, para que acceda Illa a la presidencia de la Generalitat. 

Analizando el acontecimiento desde Castilla-La Mancha el pacto del PSOE con Esquerra pone de relieve varias cosas. De un lado, que la comunicación entre el presidente del PSOE regional, Page, y los dirigentes de la Comisión Ejecutiva federal del PSOE es más bien escasa o nula; del otro, que la mayoría absoluta de Page en Castilla-La Mancha no es valorada por el gobierno ni la Comisión Ejecutiva federal del PSOE como se merece y, por último, aunque no menos importante, que la táctica de las declaraciones del presidente castellanomanchego, contra los pactos del gobierno socialista con “nacionalistas y los independentistas” nada más le sirven a Page para ganar elecciones en la región.  

En este contexto, es en el que hay que entender el actual disgusto de García Page por el acuerdo de financiación singular con Cataluña. En primera instancia hay que reconocer que Page no siente mucha simpatía por las comunidades históricas. Queda clara su actitud en el Preámbulo del nuevo Estatuto de Castilla-La Mancha donde se menosprecia con escasa sutileza, el valor de las comunidades autónomas que justifican su existencia en base a hechos históricos, lingüísticos y culturales diferenciados. 

Pues bien, esta actitud recelosa pasa a ser de rechazo total con el acuerdo de la singular financiación de Catalunya, porque Emiliano García Page se teme lo peor. De ahí que se  haya despachado a gusto rechazando la posibilidad de conceder a Cataluña una financiación singular.  Considera el acuerdo como un “privilegio” y puntualiza que hablar de singularidad es una trampa, es mentira, un cuento porque de lo que se trata es de “quedarse con el dinero de todos”. 

Es obvio, que el apresurado exabrupto de García Page ante el acuerdo de financiación singular con Cataluña obedece a su temor de que repercuta negativamente en la financiación de la región. Ahora bien, además de exabruptos lo que debería el presidente regional es pensar en otras políticas para la región. No estaría mal que se preocupara por reparar el despojo del ferrocarril regional Aranjuez-Cuenca-Valencia y dejara  de favorecer a empresas de vertidos que traen a la Mancha los residuos, pero se llevan los beneficios y pagan los impuestos en Cataluña. 

Es lo que viene haciendo desde hace años y con escaso control la empresa denominada Reciclados del Marquesado, S.L. (del grupo Griñó). Se instaló en la región para llevar a cabo la explotación de un Complejo Medioambiental de Gestión de Residuos, en el término  municipal de Almonacid del Marquesado del que es alcalde el socialista y presidente de la Diputación de Cuenca Álvaro Martínez Chana. 

Así que, en vez de tantos exabruptos, aprovechemos esta encrucijada para apostar por el interés de la ciudadanía de la región. Menos residuos y más tren, podría ser una buena política para promover el desarrollo sostenible de las personas que residen en las zonas desfavorecidas y despobladas de Castilla-La Mancha. 

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