Este fin de semana he realizado una Ruta de Turismo Cultural vinculada al Arte Sacro y a las Tradiciones Religiosas en las que he podido disfrutar del Patrimonio Material e Inmaterial de varios municipios de la provincia de Cuenca.
Un camino que comenzó en la Víspera de la Natividad de María en Belmonte, junto a familias con niños pequeños que caminaban al son de la dulzaina por un recorrido de gigantes y cabezudos y que finalizó con la Ofrenda Floral a Nuestra Señora de Gracia, la talla románica de mediados del siglo XIII, de madera policromada que ha moldeado la identidad de este municipio y en la que confluyen la historia y la devoción de los belmonteños desde hace siglos. Desde el siglo XVII se viste con manto bordado en hilo de oro y en el mes de mayo se expone en el altar de la ermita al descubierto, lo que permite apreciar la belleza artística que tiene la sencillez de esta talla.
Esta expresión del Arte y Vida nos condujo hasta la Iglesia del Salvador en Cuenca en un estado de gratitud por el siguiente acto en el que íbamos a participar: La Función Religiosa de laCongregación de Nuestra Señora de la Soledad y de la Cruz presidida por la imagen del Cristo Yacente de Luis Marco Perez y la Soledad de María Alonso López, escultora toledana natural de Camarena. Un acto de reconocimiento a los congregantes veteranos e imposición de veneras a los iniciados en la que estuvo presente el Muy Ilustre Cabildo de Caballeros y donde la magnífica música del Coro de Cámara de Acanthus elevó la espiritualidad del momento. Reflexioné sobre cómo el día en el que se conmemoraba la Natividad de María se conectaba con su momento de mayor dolor por la pérdida del hijo y como esta bella imagen de la Soledad que procesiona en el Viernes Santo de Cuenca refleja perfectamente en su rostro la Esperanza en la Vida Eterna del Hijojunto el sentido que María le otorga a su propia existencia. Pensé entonces en la multitud de imágenes marianas repartidas por toda la provincia de Cuenca que año tras año consiguen revertir la muerte en Vida con sus Fiestas Patronales vinculadas al Folclore, a la Tradición, a la Artesanía y a la dinamización cultural del territorio y que son impulsoras de la sostenibilidad del Turismo, la Hostelería y la Gastronomía de una provincia donde el Patrimonio Religioso tiene un gran peso.
Regresamos por Torrejoncillo del Rey donde el cielo mostraba un atardecer de luz dorada entre azules y rojizos, como si bajara el telón de la obra de D. Juan Tenorio de José Zorrilla que representa en este municipio la consolidada Asociación de Teatro Local “La Tarasca”. Un gran acto cultural que merece la pena vivir en el fin de semana de Todos los Santos. Ya en la noche, la Salve a Nuestra Señora de la Misericordia de Puebla de Almenara, punto peregrino importante en el reciente y participado trazado del Camino de las Flores. Se celebra en la ermita situada en la Sierra Jarameña con el Castillo de Almenara como testigo y no faltan al encuentro las berenjenas de la IGP de Almagro y el chocolate con churros. Una mujer me permitió meter el hombro para portar a la Misericordia y vivir ese momento de Fe como una puebleña más. ¡Que abierto y generoso es este municipio que refleja a la perfección el espíritu de la Peregrinación! Tras un sueño rápido nos plantamos en la emotiva Misa Mayor de Nuestra Señora de Riansares de Taráncon, ya en la mañana del 8 de septiembre. El Coro y la Banda de música junto con la participación en los cánticos de los asistentes, que con absoluto respeto veneraban a su Patrona en la Gran Iglesia de la Asunción, construida sobre un templo románico del siglo XII, nos tocó la emoción hasta el punto de derramar lágrimas. ¡Cuando hay participación en los municipios de Cuenca se conmueve el alma!
Aún quedaba en el Camino de las Flores al mediodía el Galopeo de la Asociación de Mujeres de Almendros, que celebraba las Fiestas en honor a la Virgen Inmaculada y con alegría dinamizaba al pueblo, recordándonos la capacidad de movilizar al territorio que tiene la mujer rural. La tarde de nuevo se visitó de colorido florido en un Tarancón que presumía de Folclore Local y Comarcal y que contó con la participación de representantes políticos locales, de la comarca, la provincia, la región y el Estado, arropando al segundo municipio en habitantes de Cuenca. La procesión abrió y cerró en la Puerta del Cierzo con un gran número de mujeres sosteniendo con la maroma el carro de su Virgen. El clero y las hermandades orgullosas y felices de vivir este momento en el que los encuentros y los gestos de cariño y complicidad se sucedieron. Riansares consiguió reunirnos, y lo hizo en la emoción más positiva que permite avanzar al territorio.
¡La Belleza del Arte y la participación en las Fiestas Patronales son un universo infinito de oportunidades y con ello estas Rutas Marianas de la Esperanza que aportan revitalización, sostenibilidad y son la manifestación del patrimonio vivo de la provincia de Cuenca, para el que se hace imprescindible una mayor inversión!
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