Ortiga
Hierba muy conocida y que nace por los adarves y detrás de los muros. Solemos decir de uno, que es más áspero que las ortigas. Con todo eso, esta hierba desecada y aborrecida tiene en sí virtud para socorrer mil necesidades: sana mordeduras de perros, llagas viejas y encanceradas, desencajaduras de miembros, tolondrones, diviesos y todo postema, las opilaciones del bazo, restaña la sangre de narices, a las mujeres provoca el menstruo, refirma la madre y la hace tornar a su lugar y la desopila, aprovecha a la respiración, al dolor de costado y a la inflamación de pulmón, y otras muchas virtudes que de las ortigas refiere Dioscórides, libro IV, capítulo 95 .
(Sebastián de Covarrubias)
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