María Domínguez y Adolfo Ortega son dos jóvenes emprendedores que a lo largo del próximo año van a impulsar la construcción en Cuenca de la que será la mayor fábrica de carteles de Se Vende de Europa. El proyecto acaba de salir de su fase de incubación y solamente falta elegir el terreno en el que edificará este taller que apuesta por conjugar tradición y modernidad en un sector en auge.
Domínguez explica que esta idea empresarial nace en abril de 2020, durante el primer confinamiento por la pandemia de Covid-19. Esta emprendedora estaba dando por la Avenida Reyes Católicos de Cuenca con un perro alquilado cuando se fijó en la gran cantidad de comercios que tenían en su escaparate un cartel de Se Vende o Se Alquila. “La mayoría eran rótulos amarillentos, lo que quiere decir que eran negocios que llevaban cerrados mucho tiempo”, explica en declaraciones a este periódico.
Esta conquense recién licenciada en Bellas Artes confiesa que en un primer momento sintió pena por todos estos establecimientos abandonados, “hasta que recordé unas palabras que dijo un trader durante un webinar al que había asistido recientemente: crisis en chino también significa oportunidad”. En ese momento se encendió una bombilla en su cabeza y se dio cuenta de que el sector de los carteles de Se Vende va a estar en auge durante los próximos años.
Domínguez no volvió a sacar a pasear al perro alquilado y centró todos sus esfuerzos en diseñar un potente plan empresarial que, desde su punto de vista, no tiene fisuras. “La demanda se va a disparar, no solamente en el ámbito local sino en toda Europa, porque habrá que fabricar carteles para los negocios que no sobrevivan al coronavirus y para renovar los rótulos de todas estos establecimientos que llevan ya años cerrados”. La empresaria cree que no tiene sentido seguir comprando estos carteles en el mercado asiático, cuando en Cuenca “tenemos materias primas de primera para apostar por este nicho que está sin explotar en Europa. Desde su punto de vista, “los carteles de Se Vende son el nuevo ladrillo: su valor casi nunca baja, porque siempre hay alguien que necesita vender su negocio o su casa”.
Por otro lado, esta emprendedora subraya que esta empresa apostará por la innovación en un sector que ha quedado un poco obsoleto. “Los carteles de Se Vende suelen ser bastante feos, con esos tonos naranja chillón y negro”. Su idea es apostar por unos diseños atrevidos y por la utilización de nuevos materiales, como la madera de los bosques de Cuenca. Para ello, tiene previsto firmar convenios de colaboración con entidades como el Urban Forest Innovation Lab, la Facultad de Bellas Artes, Cuenca Diseño y el taller Recicleta de San Antón, además de convocar un concurso de ideas al que están llamados a participar diseñadores y artistas de todo el mundo.
Faltaba encontrar financiación, pero no tardó Domínguez en encontrar a su socio Ortega. Lo conoció en un chat de Telegram donde se organizaban manifestaciones antivacunas. Enciende Cuenca no ha logrado contactar con el empresario, que recela de los medios de comunicación porque considera que son “agentes al servicio de la Plandemia que seréis juzgados por crímenes de guerra cuando se descubra esta farsa”, según respondió al mensaje de Whatsapp que este periodista le envió para solicitarle una entrevista. Sin embargo, las investigaciones de Enciende Cuenca apuntan a que este inversor es un joven de 16 años que ha reunido cierta fortuna en criptomonedas que compró con el dinero ahorrado de la paga de la abuela.
María Domínguez espera que en septiembre de 2022 comiencen las obras de la fábrica, para la que se barajan ubicaciones como el antiguo edificio de los agentes sociales de Cuenca o los terrenos de Renfe si se construyera un polígono industrial en los terrenos ferroviarios si se sacan las vías de la ciudad.
Esta ha sido nuestra inocentada de este año 2021. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Esperamos que os haya resultado divertida. ¡Gracias por leernos!