Un 19 de abril de 1903 se inauguraba el actual Puente San Pablo de Cuenca, pasarela sobre la Hoz del Huécar desde la que hoy se toman las fotos promocionales más reconocibles de Cuenca, sin que muchas veces el turista se de cuenta de que también hay mucha historia sobre las tablas que está pisando.
El viejo puente de piedra, construido en 1553 por el canónigo Juan del Pozo, ya era exhibido por orgullo por unos conquenses que lo comparaban con los antiguos acueductos romanos. Sin embargo, el paso del tiempo y la lluvia lo habían desgastado y no solo se volvió peligroso cruzarlo, sino que los desprendimientos amenazaban a los transeúntes que pasaban por debajo en su camino hacia las huertas.
Había dos opciones: restaurarlo o tirarlo, y se optó por la segunda. En aquellos años la conservación del patrimonio se entendía de manera muy diferente.
El viejo puente se voló en 1895 con dinamita, ante la presencia de numerosos conquenses que no quisieron perderse el espectáculo de la voladura. La antigua pasarela de piedra resistió más de lo que se esperaba a las explosiones, pero finalmente cayó. Se utilizó su antigua estructura para instalar el actual puente de hierro “que es muy feo, pero parece seguro” (…).
Fragmento de un artículo publicado en la web en Patreon de Jesús Huerta. Puedes leerlo completo, previa suscripción, en este enlace.