Castilla-La Mancha celebra este 2022 el 40 aniversario de su Estatuto de Autonomía, el texto que daba marco legal a una región que antes de adoptar su configuración actual rechazó a Madrid, que tuvo que iniciar su propio proceso autonómico al ver que nadie quería unirse con ellos para no verse en una posición de desventaja. Si la negociación hubiera tomado un camino diferente y Castilla-La Mancha no hubiera dicho No a Madrid, Cuenca y el resto de las provincias que ahora celebran el Día de la Región cada 31 de mayo quizás hubieran tenido que festejar el 2 de mayo junto a la comunidad madrileña.
“Todos creían que Madrid se los comería”, recordaba Luis María Huete, exalcalde de la ciudad, en un reportaje del diario ABC. El poderío de la gran ciudad asustaba a unas provincias que, de facto, ya tenían un gran peso administrativo y económico en esta tierra. En el proceso de creación de la autonomía castellano-manchega tuvo un peso importante el deseo de desligarse de la dependencia política de Madrid.
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