El Parlamento Europeo decidió, el pasado día 13 de julio, que se mantenga el examen de la petición sobre la modernización del ferrocarril, que presenté el pasado año en representación de Cuenca Ahora y la España Vaciada.
Para quienes defendemos la línea de ferrocarril regional Madrid-Cuenca-Valencia, la decisión del Parlamento Europeo es una magnífica noticia por lo que dice: que siga el examen de la petición presentada.
Y también es muy importante por lo que no dice. No respalda la propuesta de cierre de la línea, ni tampoco accede a la pretensión del gobierno de dar el carpetazo al asunto.
Por el contrario, la decisión de la comisión de Peticiones requiere al gobierno de España para que informe si modifica su plan sobre el ferrocarril, en línea con el planteamiento de la Comisión Europea, que sostiene que España sí puede incluir otras inversiones en el plan europeo de ferrocarril.
Ahora bien, la comisión de Peticiones va más allá, y reclama a la Comisión Europea que se la mantenga informada sobre cómo se está llevando a cabo la inversión de los fondos regionales europeos. Su propósito es evaluar la cuantía de los fondos europeos que se destinan a la provincia de Cuenca, que como zona “a” es la más desfavorecida de la región.
La decisión del comité de Peticiones del Parlamento Europeo ha sido una inyección de moral, para la lucha que estamos llevando a cabo. Las asociaciones ciudadanas (Cuenca Ahora, Pueblos con el Tren, Por un ferrocarril público y social) y representantes de municipios que se desplazaron a Bruselas tienen motivos para sentirse optimistas.
Pero no hay que confiarse, porque Renfe, Adif y sus secuaces acechan. Preocupadas por los escritos de alegaciones, los eventuales recursos (ante la Audiencia y Tribunal Supremo) y la decisión del Parlamento Europeo, las dos entidades públicas van a actuar con autoritarismo.
Ya han empezado con el anunciado cierre del servicio del ferrocarril. Aprovechando que el gobierno ha decidido que sea gratuito, han decidido que no funcione el servicio de la línea. Como sucedía en tiempos pasados, aprovechan las vacaciones del verano para ser implacables. No me cabe la menor duda de que seguirán con más actuaciones, para conseguir la desmoralización y la desmovilización ciudadana.
Estas actuaciones autocráticas son, posiblemente, una muestra de debilidad, estrés y escasa sensibilidad democrática. Es importante que no nos afecten y que sigamos luchando por la defensa de un servicio público como el ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia.
A la vista de la importancia que la Junta de Comunidades concede a la provincia de Cuenca, es comprensible que el gobierno regional, con García-Page al frente, celebre el cuarenta aniversario del estatuto de autonomía colaborando en el desmantelamiento del ferrocarril regional, que tiene parada por los pueblos de la provincia más despoblada y atrasada de la región.
Unos políticos que perciben la provincia como parque temático, creen que el mejor servicio que pueden hacer a Cuenca es poner alfombra roja a empresarios internacionales filántropos, para que inviertan en los lugares de la región (como la provincia de Cuenca) que ellos han decidido descapitalizar.
Considerando que la inversión de la línea de ferrocarril Madrid-Cuenca-Valencia superaba hace años los 1000 millones de euros ¿es esa la cantidad que la Junta tiene prevista que se invierta en la provincia de Cuenca, para compensar la destrucción ferroviaria, que con su complicidad van a llevar a cabo?
Debemos exigir a los poderes públicos que actúen con responsabilidad y honestidad. Que respeten la libertad, los derechos fundamentales, la democracia y el Estado de Derecho. Y aprovechando el cuarenta aniversario del Estatuto de autonomía, pedir a la Junta que los valores de igualdad y justicia que proclama, sean respetados también en la provincia de Cuenca.
No obstante, la rebeldía cívica en nuestra provincia sigue siendo indispensable y más necesaria que nunca.