Mucho se ha escrito estos días sobre la lamentable y progresiva supresión de servicios ferroviarios en el tramo Aranjuez-Utiel que ha dejado a Cuenca desde hace una semana sin su ferrocarril convencional. No quisiera alargarme mucho más en ello, pero sí quisiera realizar alguna reflexión sobre algunos aspectos en común con otras líneas ferroviarias. En Soria, lamentablemente, ya hemos vivido situaciones similares con los cierres de varias líneas. Pero no quisiera que esta reflexión sirviera de lamento por la eliminación del tren, sino de crítica constructiva y esperanzada en la reapertura y recuperación del ferrocarril para Cuenca y sus pueblos. Quisiera analizar varios aspectos:
1-El manido argumento de que el ferrocarril convencional es un medio obsoleto, lento y poco rentable frente al AVE. Con esta argumentación general, y de forma muy poco elaborada en el manejo de estadísticas sesgadas y falaces, se han suprimido paradas, servicios y se cuestiona la propia supervivencia de muchas líneas ferroviarias. En el caso de Cuenca, la premura en el desarrollo de los acontecimientos que han desembocado en la supresión del tren ha venido dada por la confabulación interesada al unísono de todos los estamentos implicados en ello. Pero esta situación afecta a muchos más trazados de futuro incierto (Cercedilla-Segovia por ejemplo), y más en aquellos en los que una línea de AVE atiende (supuestamente) a los potenciales clientes. La rentabilidad de estas líneas convencionales no se debe medir en términos económicos: tampoco lo son la mayoría de los servicios de Alta Velocidad ni lo serán tampoco los autobuses sustitutivos del tren. En el caso de Cuenca, para que realmente no haya dudas de la sangría económica que suponía mantener el tren, ya desde hace mucho tiempo se ha procurado que los usuarios optasen por otros medios. Muy pocos son los aventureros viajeros que cogían en Atocha el tren de cercanías a las 6 de la mañana para hacer un transbordo en Aranjuez en pleno invierno y continuar a Cuenca, por no hablar de la ausencia desde hace años de un tren madrugador en sentido inverso que comunicase con la capital de España a primeras horas. Ahora se nos venderá que ese servicio sí lo hay con el AVE, pero es que ambas ofertas son distintas a la vez que complementarias.
2-Las quejas y reclamaciones del mantenimiento del tren convencional son partidistas. Me detengo en estas afirmaciones que, repetitivamente y en distintos medios, he escuchado a algunos de los defensores del plan XCuenca. Resulta cuanto menos curioso escuchar este argumento cuando muchas de esas reclamaciones y demandas por el mantenimiento del tren vienen de partidos, asociaciones y sindicatos que habitualmente son afines con quienes han tenido la última responsabilidad en los acontecimientos de los últimos meses. También se afirma, demagógicamente, que otros partidos que han gobernado anteriormente han dejado el tren en el olvido y que muchas de las medidas que han ido degradando el servicio son responsabilidad de ellos. Y es verdad. Pero mirando hacia delante, unos y otros tienen la ocasión de rectificar y volver a cuestionarse la reposición de servicios y la mejora de la línea.
No obstante, resulta ofensivo etiquetar de partidista o no a quienes defienden algo que creen justo. Más que la filiación de quienes defienden algo, habría que revisar los argumentos que sostienen dichas demandas y su razonabilidad para buscar soluciones.
3-Mirando hacia el futuro. Efectivamente, con las limitaciones y carencias de los últimos años, la línea Aranjuez-Utiel no está en disposición de ofrecer un buen servicio ferroviario. Peroes responsabilidad de quien gobierna gestionar y cuidar los bienes públicos. Y una infraestructura ferroviaria lo es. No solamente por el servicio que se ofrecía hasta ahora, sino por la posible implantación de un verdadero plan XCuenca en el que la intermodalidad implicara al AVE y al propio ferrocarril convencional junto con el bus. Todo ello unido a la posibilidad de tráficos de mercancías que podrían generarse si la línea estuviera medianamente en condiciones y sin las numerosísimas limitaciones de velocidad que la han lastrado los últimos años. Por otro lado, si lo que se quiere es eliminar la brecha urbanística que supone el trazado al paso por Cuenca, siempre puede estar sobre la mesa la elaboración de alguna variante o soterramiento para ello. Soluciones técnicas seguro que las hay. Pero lo que no ha habido es voluntad política para pensar e invertir en ello a medio plazo.
La experiencia nos dice que una vez que se suprime un servicio ferroviario es muy difícil reabrirlo. En el caso de la línea 310, y por si acaso hay dudas sobre ello, ya se ha puesto sobre la mesa el desmantelamiento y posterior transformación en vía verde. Esperemos que tal intención no se materialice jamás y podamos ver circular (y en breve a ser posible) los trenes por una línea humilde, pero llamada a vertebrar las necesidades de muchos pueblos y ciudades a las que atiende.
En Soria estamos inmersos en una renovación de la línea Torralba-Soria, quizás propiciada por la ausencia de AVE en la zona. Supone una actuación necesaria para la seguridad y fiabilidad del servicio. Pero no servirá tampoco de mucho sin la mejora y reapertura hacia Castejón para unir a Soria con Zaragoza y Pamplona entre otros destinos, además de con ello mejorar las conexiones con Madrid con más servicios. Hay en marcha un estudio informativo para ello que esperemos no quede en papel mojado como muchos otros. Y es que, al igual que en Cuenca, echamos de menos una verdadera intención política de poner en valor el ferrocarril convencional. Ojalá se elimine la falsa confrontación entre AVE y otros ferrocarriles y se tienda a una auténtica intermodalidad que vertebre realmente el territorio y cuya rentabilidad se mida en términos sociales y no meramente económicos. Cuenca necesita su tren: El AVE y su línea convencional.
Jesús Rivera Torres es presidente de ASOAF (Asociación Soriana de Amigos del Ferrocarril).