Opinión

La persistencia es el hábito de los vencedores

Desde hace 23 semanas un grupo de personas de Cuenca, que bien se podrían hacer llamar la Persistencia Ferroviaria Conquense, se plantan todos los martes a las 6 de la tarde en la Estación del Tren. Su misión es seguir defendiendo este recurso y reivindicando la permanencia y el servicio de una infraestructura histórica que consideran que beneficia tanto a la capital como a la provincia y que el gobierno socialista en bloque ha condenado a su desaparición.

Me acerqué a acompañarles en primer lugar porque soy una convencida de esta causa y en segundo, porque no comulgo con las injusticias sociales. Era un grupo diverso en edad, género y profesión, una pequeña muestra de la sociedad conquense que merece ser escuchada y acompañada y eso fue lo que hizo Benjamín Prieto, Presidente Provincial del Partido Popular de Cuenca que también estuvo allí. Escuchó, apoyó y acompañó. También acudió algún pequeño empresario que no quiso fotografiarse por miedo a que le afecte negativamente. Eso me hizo pensar que seguramente detrás de cada una de estas personas que siguen en la batalla, hay muchas más que opinan lo mismo y que no quieren exponerse públicamente, ya que estos temas que generan controversia entre ciudadanos y gobiernos provocan miedo e indefensión aprendida.

Llegué antes de tiempo, encontré un cartel de “cerrado por vacaciones” en la cafetería y me acerqué a un grupo de chicas jóvenes que pasaban allí la tarde dando valor a a los edificios abandonados de la estación decorados con arte urbano. Hablé con ellas sobre el tema y aceptaron dar visibilidad a la importancia del Patrimonio Ferroviario.

En la Estación se enfrentan la vida y la muerte, la dignidad y el abandono, el potencial y la dejadez, el valor del Patrimonio y el deterioro, el principio de solidaridad de la Constitución para los españoles independientemente del lugar que hayan elegido para vivir y la injusticia social para los conquenses por el hecho de una gestión política regional nada acertada prolongada durante cuatro décadas. Y no se trata tanto de mostrar resignación y victimismo, sino una realidad que es posible transformar entre todos. La vida, la dignidad, la solidaridad la conforman las personas del territorio junto a sus necesidades, infraestructuras y recursos bien encauzados y bien gestionados. El abandono, la despoblación y la brecha vienen de la mano de políticas mal planteadas en nuestra región durante cuatro décadas, donde se ha discriminado a la provincia en el desarrollo de proyectos motores de crecimiento. La puntilla ha sido el cierre del tren, apoyados por el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno de España. Un buen gobierno no trata tanto de primar a unos territorios sobre otros. No se trata de un Albacete contra Cuenca para llegar a Levante sino de compatibilizar proyectos paralelos que beneficien a todos. Con Cuenca no se han buscado soluciones al tren. A Cuenca no se la ha defendido y eso es un acto inaudito que retrata a sus actuales dirigentes locales y provinciales.

En el encuentro, los asistentes comentaron cómo los señores “X” Cuenca quieren hacer una cremallera para coser la ciudad cuando lo que cose el desarrollo de las ciudades son unas infraestructuras dignas de comunicación que permitan el desarrollo socioeconómico y logístico acorde a las necesidades de estos tiempos y que en un lugar estratégico como es Cuenca, cualquier proyecto innovador de un tren de hidrógeno verde como el prototipado para Extremadura podría conectar la capital de España con el puerto de Valencia atrayendo empresas, creando industria y generando asentamiento de población joven.

Por supuesto, no convence un proyecto de tren turístico que venga 4 veces al año y no se debe destruir la vía de una infraestructura histórica que es Patrimonio de todos, ya que es un grave error, porque coincidiendo con lo que expresó Feijoo en su reciente visita a Cuenca, una vez que se arrancan las traviesas y el ferrocarril deja de circular no hay antecedentes de que vuelvan a ponerse en marcha.

La estación volvió a recobrar vida como cada martes a las 6, entre personas comprometidas con el desarrollo, ferroviarios, mujeres, jóvenes, familias, paseantes y niños. Siguiente cita, el día 31 de enero. Tal vez quieras acudir avivir la nostalgia de una estación en estado de coma, tal vez no quieras hacerlo por miedo o dejadez, tal vez no coincidas con lo que aquí se ha escrito o tal vez pienses que persistir sea vencer. Sea lo que sea que hagas o pienses, Cuenca te necesita para seguir avanzando.

MÁS ARTÍCULOS DE LA AUTORA