Hasta la procesión de El Encuentro, que tiene el sol en sus estatutos, ha tenido que claudicar ante el temporal que ha sometido a la Semana Santa de Cuenca 2024. Esta es la tercera vez que Jesús Resucitado y la Virgen del Amparo se quedan sin salir y, con la excepción de la pandemia, hay que remontarse varias décadas atrás para encontrar la última suspensión del Domingo de Resurrección.
Sin embargo, que no haya habido procesión no quiere decir que no haya habido encuentro. La hermandad, a pesar de no tomar la salida, se ha reunido en San Andrés para cumplir con la misa de Pascua del Domingo de Resurrección, oficiada por el párroco de El Salvador, Gonzalo Marín. Entre los asistentes se encontraba el pregonero de la Semana Santa 2024, Julián Recuenco. Como anunció en su pregón, la Resurrección ha llegado, se ponga como se ponga la lluvia, “y el lábaro de la victoria corona, otra vez, las dos hoces de Cuenca”.
Tras la ceremonia, el párroco ha bendecido la diadema que la Virgen del Amparo iba a estrenar en la procesión de este año y que tendrá que esperar a 2025, como ha ocurrido con la gran mayoría las novedades que las hermandades habían preparado para esta Semana Santa.
El secretario de la hermandad, Javier Caruda, ha tomado la palabra para comentar a sus hermanos y hermanas cómo iban a pasar esta atípica mañana de Resurrección, en la que han compartido el tradicional gasto y han depositado flores en el monumento al nazareno.
Mientras en el exterior de San Andrés asomaba la nieve, en el interior los hermanos y hermanas se reconfortaban mutuamente con abrazos y palabras y la confianza en que el Domingo de Resurrección volverá a brillar en 2025.
Las imágenes se quedaron expuestas en San Andrés para que los conquenses las pudieran visitar durante la mañana del Domingo de Resurrección, pero antes el Resucitado y la Virgen bailan en la iglesia con la misma alegría que demuestran cuando se produce el encuentro en la Plaza de la Constitución que da nombre a esta procesión.
Finalmente, los hermanos y hermanas del Resucitado se han reunido en Solera para compartir el gasto. Las magdalenas que acompañaban la zurra son proustianas, porque evocan Semanas Santas mejores, y a la vez resucitan el ánimo de los nazarenos conquenses, que desde hoy comienzan a imaginar el sol que iluminará las procesiones del año que viene.
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