El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, ha sido el encargado de cerrar el acto del pregón de San Julián, al que los conquenses han vuelto tras un año de parón por la pandemia, aunque como ha apuntado el primer edil, ya “no somos los mismos”.
“Nos ha tocado vivir una situación sin precedentes, una crisis sanitaria mundial que nunca hubiéramos podido imaginar, salvo que fuese en una película de terror”.
Ha mencionado el alcalde las pérdidas humanas y los padecimientos personales y económicos derivados de esta pandemia. “Hemos pasado mucho, pero proceso de vacunación avanza rápido gracias al personal sanitario, que merecerá siempre nuestro aplauso”.
Gracias a esa labor se está empezando a recuperar la normalidad, también unas fiestas patronales “que son parte de la identidad de nuestra ciudad”.Dolz, que es consciente de que las de este año, todavía con restricciones, “no serán las fiestas que todos recordamos, pero la vida tiene que continuar para que la esperanza se abra camino”.
Dolz ha dado las gracias al pregonero, Fran Martínez, y al cartelista, Diego Forriol “por poner palabras e imagen a nuestras fiestas” y a los Premios Ciudad de Cuenca, “conquenses que nos hacen sentir orgullosos”.
“La pandemia no nos hizo mejores, la pandemia sacó lo mejor de nosotros, eso estaba ahí, y en nuestra mano está que ese espíritu de solidaridad, esa unidad que compartimos desde nuestras ventanas, se mantenga, porque una sociedad unida avanza de manera conjunta”, ha dicho Dolz, que también ha destacado que San Julián es una oportunidad de reencuentro con las familias y un premio para los más pequeños, “que han sido un ejemplo para todos”.
“Hemos hecho un esfuerzo importante para organizar unas fiestas seguras, pero la última palabra la tendrán los ciudadanos y ciudadanos de Cuenca”, ha dicho Dolz, que pide a todos responsabilidad y prudencia para protegernos y proteger a los nuestros.